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Actualizado: 04 nov 2023 / 04:24 h.
  • Expolio del Arte durante el franquismo y de antaño (I)

Durante las guerras, y desde la noche de los tiempos, quienes vencen rapiñan a los derrotados. Desde 1794 Napoleón saqueó Bélgica y Holanda para crear un Museo con su nombre. Italia en 1796 y Egipto durante 1798 añadieron un botín a los galos del que nació el Museo del Louvre.

Pero el corso tuvo fijación con España. Bajo la excusa de instituir el Museo Josefino que honraría a su cónyuge en el madrileño Palacio de Buenavista (Hoy Ministerio del Ejército, antaño presidencia de la IIª República) robó sin recato arte patrio que traspasó las fronteras pirenaicas. Varios miles de lienzos se repartieron entre piratas franceses disfrazados de General (Eblè, Faviers, Cailanincourt, D’Armanag, La Porta....). Marchantes buitres, franceses y británicos, remataron la faena. C’est la viè.

Para no dejar de dispararnos a los pies, los españoles poco después de arrasarnos los franceses completamos un largo proceso de desamortización de bienes eclesiales. Brilló en sus inicios con Godoy (1798) y lo remató Mendizábal entre 1836 y 1837. El último pasó a la historia como Ministro masón. Hizo ricos a burgueses especuladores. También, metabolizó a mercaderes irredentos y afortunó a anticuarios codiciosos. Estos rapiñaron cuadros, esculturas, textiles, alabastros, mármoles o cerámicas de palacetes, cortijadas, haciendas, conventos o iglesias. Todo sobre el mejor negocio del mundo: recibir donaciones y dinero y pagarlas con rezos.

Expolio del Arte durante el franquismo y de antaño (I)

El ciudadano Hearst

Otros adinerados pagaron como ganga el arte patrio. El caprichoso y excéntrico magnate de la prensa norteamericana, William Randolph Hearst (1863-1951) azuzó con portadas la rapiña de Cuba en 1898 desde su batuta influyente. ¿Tenía fijación anti-española?. En 1925 se le antojó el monasterio de Santa María (Guadalajara). En 1931 el estado lo vendió por 30.000 pesetas cuando ésta moneda era de plata. Una ganga para los millones de dólares de un ricachón que llenó su palacete californiano de románico, mudéjar, Al Ándalus y el gótico que expolió con el talonario.

El capricho de Hearst se tornó en pesadilla. Empaquetado, caja a caja, el indicado Monasterio sufrió la aduana yanqui. Durmió años en el puerto de San Francisco (EEUU). Los actuales propietarios de la joya cisterciense, hoy al norte de California no quieren compartirla con nadie. No es visitable.

Quien inspirara la cinta Ciudadano Kane (Orson Welles, 1941) no logró censurarla tras quedar malparado su retrato de empresario de leyenda. Allí se fecundó el Karma de Hearst con respecto a su polémica conducta. La paradoja tuvo retorno por su proceder anti ‘spanish’. Su nieta Joanne Hearst Castro (1941-2011) heredó un paradójico amor por España. Rendida a sus tradiciones se afincó lejos de sus millones heredados vía fideicomisos.

La querida Doña Juana compró, en 1984, la finca La Caprichosa de casi 200 Hectáreas en Gerena (Sevilla); la cortijada, de 3000 m2 y 30 dormitorios la diseñó Aníbal González. La Hearst donó dinero al pueblo, ubicó una prestigiosa yeguada y decenas de carruajes. Disfrutó del amor-odio que generó a su abuelo todo lo español, cuyo legado reparte filias y rechazo.

Más norteamericanos

José María Sadia, periodista y experto en patrimonio, es también autor del riguroso estudio EL AUTOEXPOLIO DEL PATRIMONIO ESPAÑOL (Cuando España malvendió su Arte). Lo publica ALMUZARA este 2023 y hace diana etiquetando las causas de un escándalo sórdido e invisible. Primeramente, evidencia. la incapacidad del estado. Prosigue con la complicidad de la Iglesia más avaricia de anticuarios y coleccionistas. La ignorancia, de igual modo, trae otra causa que canalizaría ese expolio. Se exportó, en cantidad, el arte español. La tesis de Sadia no cojea, la fundamenta en un libro muy ilustrado.

Su recomendable obra se centra en joyas artísticas que cayeron en la red de codiciosos ‘logreros’ (León Levi, Byne...) que pulularon por las dos Castillas, Cataluña, Aragón y cornisa cantábrica a principios del siglo XX. Objetivo: vender al mejor postor norteamericano. La ínfima o inexistente monumentalidad y arte medieval en los EEUU hizo competidores a millonarios. Pugnaban por el palacio o Museo más nutrido de arte español, el más barato de lograr. Italia, Grecia o Egipto estaban por las nubes.

La última obra de Sadia se fija en las joyas del románico (claustros, portadas, retablos, sepulcros, alabastros, textiles...). Fueron exportados a los EEUU con la pusilánime complicidad de las autoridades españolas. Esas obras de arte se reparten hoy, fundamentalmente, en la Nueva Inglaterra norteamericana y California. Las anteriores obras de Sadia (El último Claustro -Enigmas del caso Palamós, 2017- y El románico español -Almuzara, 2020-) continúan en las ondas (SER Historia) y El Viejo Románico

España fue parada y fonda del dólar ávido de arte español. Archer Huntington (1870-1955) fue el mecenas que levantó The Spanish Society en Broadway-Nueva York. El remozado Museo de hoy aloja 800 pinturas, 600 acuarelas, 1.000 esculturas, 6.000 objetos decorativos, colección de textiles, 15.000 grabados y más de 175.000 fotografías datados desde 1850. La temática es, casi exclusivamente, el arte español. Ciertos expertos elevan interrogantes sobre la originalidad de las piezas, la licitud de las compras y más de lo imaginable. Las claves estarían en los intermediarios.

Los Getty, Rockefeller, Gugenheim y otros millonarios o coleccionistas aterrizaron en España, desde la posguerra fratricida, buscando gangas. La devastación, hambruna, corrupción, la peseta devaluada ante el dólar o marco germano fue sustantivo gancho. El arte español, sus grandes pintores, tapiceros, escultores, imagineros, ceramistas o joyeros clásicos era el objetivo. A Picasso, Dalí y otros contemporáneos (Gris, Sorolla, Miró, Saura..) nadie hizo ascos en el mercado del arte y sus subastadores.

Expolio del Arte durante el franquismo y de antaño (I)

El festín del pre-franquismo

La guerra fratricida (1936-1939) y la hambruna posterior arrastraba consecuencias del crack de 1929 que finiquitó la Belle Epoque patria. La burguesía y la floreciente industria que germinó a finales del siglo XIX y principios del XX hizo fortunas. Empataba con el parasitismo económico de la aristocracia más borbónica. También, con una Iglesia, la española, que lleva décadas de retraso sobre el pálpito social. Sería la única del mundo que registra saqueos y expolios de las turbas por su original proceder.

La guerra y sus años siguientes registraron a iglesias, conventos y monasterios abandonados o arrasados por las bombas y la peor rapiña. Palacios de aristócratas conservaron las obras hasta donde pudieron evitarlas trasgresiones. Pero mantener fincas, cortijadas y explotaciones agro-ganaderas era complejo por la carencia de liquidez para la nobleza.

Varios ejemplos contextualizan el proceso expoliador antes de la autocracia de Franco (1939-1975). Del Museo del Prado y otras pinacotecas salieron, durante el otoño de 1936 y ante el cerco de Madrid por las tropas franquistas, casi 2.000 lienzos. Peregrinaron por Valencia y Suiza. Desde 1939 sólo se lograron recuperar menos de la mitad de obras citadas.

En marzo de 1939 llega al puerto mexicano de Veracruz el Yate Vita. Tenía licencia de atraque por el Presidente Lázaro Cárdenas. El navío alojaba un tesoro que, algunos expertos, lo cifran en 300.000.000 de dólares de aquellos días. Consistía en billetes, joyas y lingotes de oro, monedas del Museo Arqueológico, cuadros, cerámicas y lo incautado de Cajas de Ahorros por las autoridades republicanas ante el avance franquista.

Es un misterio, pues los beneficiaros callaron y los que lo intentaron denunciaron al viento, dónde están el tesoro del Vita. Las trifulcas entre el Dr. Juan Negrín e Indalecio Prieto no ocultaron exilios dorados a muchos oportunistas del bando republicano.

Se desgajaron los lotes entre ciertos domicilios aztecas de españoles expatriados que jamás malvivieron. La historia oficial escurre esta vergüenza que ruboriza de rapiña y jetas que estuvieron cerca de las cajas desembarcadas del Vita. A Prieto lo oculta su PSOE hasta donde puede de su historiografía oficial. A Negrín sólo se le cita como gran Fisiólogo-políglota que regaló el oro patrio del Banco de España a Moscú, a cambio de ayuda soviética durante la guerra fratricida. Sus odiadores aún recalcan como un Mantra lo malo, malísimo que fue.