Gottman, fotógrafo, espía y diplomático nazi refugiado en Sevilla

Noticias sobre nazis ejercientes o exiliados en Sevilla surgen a cuentagotas. Destapado el espionaje del cónsul Draëger (1933-1945), aparecen sus sustantivos colaboradores

Celebración en 1933 llegada al poder de los Nazis en Sevilla.

Celebración en 1933 llegada al poder de los Nazis en Sevilla. / Juan-Carlos Arias

Juan-Carlos Arias

Eugen Gottmann (Diedesheim, 1885-Paradas, 1960) es un personaje enigmático. Como el Guadiana aparece y desaparece de la faz terrenal. La historia le retrata como un precoz ingeniero que operó explosivos durante la IGM (1914-1918). Tras la humillación de la derrota germana estudió fotografía y montó estudio en Münich sobre 1923 con poco éxito.

Antes, en 1909 se casó con María Paulina Wambach ytuvo dos hijos. Todos encontraron la muerte prematura. Un hijo en el frente de Stalingrado durante la IIGM (1941-1945) y otro en Canadá, acusado de espionaje pronazi. La indicada esposa de Gottmann falleció en 1945, contagiada en una epidemia de tifus en Sevilla.

El extraño estudio

Gottmann aterrizó en Sevilla en 1929 como diplomático. Su misión fue estrechar relaciones con las repúblicas americanas mientras se celebraba la Expo Iberoamericana; también fue contratado como docente de pilotos en Tablada de fotografía aérea cuando decidió afincarse en la capital andaluza. Sus confesas filias nazis le enfrentarían a Otto Engerhardt, cónsul alemán en Sevilla (1909-1921).

Dada tal hostilidad, Gottmann monta estudio fotográfico en la calle Monardes que llamó Germania. Allí añade uniformes nazis mientras logra clientela de retratos y fotos amables entre burguesía y aristocracia gracias a sus habilidades.

Su herramienta principal fue una cámara Kodak, con objetivo Carl Zeiss Tessar 1:6,3 cm. de 1910, según la enciclopédica Historia general de la fotografía en Sevilla del fallecido internista y fotógrafo Miguel Ángel Yáñez Polo, alma de la FOTOTECA HISPALENSE.

Para Germania trabajaron ayudantes como Manuel Arellano y un tal Duker, que acabó siendo el fotógrafo del mismísimo Führer según leyendas al respecto. Entre 1932 y 1938 Gottmann se hace inseparable de Gustav Draëger, cónsul nazi andaluz (1934-1945) que ubicó la legación germana en la calle Fabiola.

El fotógrafo se movió por el sur español en un lujoso Mercedes rotulado con los colores de ‘camisas pardas’ donde militó Draëger.

El diplomático-espía

Gottmann estaba en su salsa junto a Draëger, un cruel ex oficial prusiano que ansiaba vengar la derrota germana de la IGM en la Sevilla de los 30s y 40s. () Además de ilustrar los frecuentes eventos consulares entre 1933 y 1938, oficiaba como espía y enlace con otros agentes nazis en Sevilla, Cádiz, Huelva y empresarios pronazis.

El estatus diplomático añadía a Gottmann impunidad para hacer fotos y moverse, liberado de sus citas en Germania. El éxito del estudio lo administraban colaboradores espléndidamente remunerados. Las fotos de Gottmann, mientras tanto, se revelaban con destino a la dirigencia de la Cancillería de Berlín, el Abwehr (espionaje naval que lideró el Almirante Cannaris) y la jefatura del KO Spanien en la embajada alemana que dirigían J. Bernhard y Hans Lazard.

Los fervientes días republicanos del bienio negro (1933-1935) y la guerra fratricida (1936-1939) que se capitalizó desde Sevilla en sus primeros compases operativos ligaron a Gottmann con la élite nazi andaluza.

También, participó en la identificación de los antinazis alemanes afincados en Sevilla. Draëger entregó una lista a la que añadió pro-aliados al conspirador nato Queipo de Llano. Otto Engelhardt estaba de los primeros de los citados en dicha hoja de la muerte. Su cuerpo se arrojó a una fosa en el cementerio el 14 de septiembre de 1936.

Desde 1938 Gottmann ‘desaparece’ de Sevilla. Deja una nota a sus empleados de Germania. En realidad, se unía al III Reich para uniformarse como miembro de la Gestapo en un oscuro período. Apenas se sabe que estuvo en Austria convertido en Oficial de Inteligencia-SS y en comandos de zonas ocupadas por los nazis mientras le favorecían los vientos bélicos. Con la derrota germana de la IIGM regresó a Sevilla. La desbandada de sus conmilitones y quedar viudo le hizo huraño, discreto y anónimo.

Gottmann, como otros tantos nazis implicados en el delirio genocida de Hitler, tenía pánico a ser capturado por los aliados. En la Sevilla de 1945 duró pocas semanas. Decidió afincarse en una pensión de Paradas hasta su último aliento en 1960. Su existencia hasta entonces fue próxima a la indigencia, a la supervivencia en las peores condiciones.

La fonda-estudio

El ingeniero-espía volvió a la fotografía en el citado pueblo sevillano. Vivió sin identidad, sin pasado y sin apenas hablar con terceras personas en la habitación de una posada. Las preguntas surgían sobre quién era en realidad partían del hermetismo que imprimió Gottmann a sus últimos quince años de vida.

Durante aquel período (1945-1960) sus convecinos le recuerdan verlo caminar por caminos y carreteras de la comarca. Su destino eran clientes en pueblos cercanos que le encargaban retratos. Su estilo era artístico con tintes psicológicos. Nadie sabía nada de su pasado de ferviente nazi. Se sabe que tuvo contactos con otros refugiados en la provincia de Sevilla. Como el rexista pronazi belga Leon Degrelle, afincado en Constantina (Sevilla).

Los fotógrafos marcheneros Luis y Jesús Hurtado han publicado la biografía de su maestro, padre y abuelo respectivamente, José Ramón Hurtado. Al insigne fotógrafo le legó un agónico Gottmann su equipo fotográfico.

E. Gottmann, fotógrafo y agente secreto del Führer es la biografía de dichos autores que publica, llamativamente, una empresa del sector naval este 2023. Reúne fotografías del alemán en su etapa de Paradas. Las revelaba en la habitación donde vivía con muy poco. Los restos del nazi reposan en un panteón del cementerio de Paradas propiedad de la familia de Florencio Vera, cronista oficial de la localidad.

En la localidad que ya estigmatizó el Crimen de Los Galindos y revictimizará en breve una teleserie, de próxima difusión, de Mediaset hay cierta polémica sobre Gottmann. Se habría ponderado desde que un libro alaba sus magníficas fotografías y densa trayectoria en clave hagiográfica.

El Ayuntamiento, dominado por Adelante Andalucía-Izquierda Unida, recabó antes de publicarse el libro mencionado, fotos del alemán para exponerlas públicamente. La iniciativa tuvo sonoras críticas por el pasado nazi y oscuro como oficial de las SS-Gestapo durante la IIGM que persigue a Gottmann.

En esa realidad que nadie quiere remover no se descartan que estuviera próximo a crímenes de guerra durante la IIGM. Y actividades poco ortodoxas anteriores como espía-fotógrafo consular. Indudablemente, esa es la excusa más benevolente. Junto a Draëger y sus esbirros fue más allá de darle a un click de la cámara. Incuestionablemente, ser un excelente fotógrafo maridando la psicología humana no le resta la verdad de apoyar y trabajar para el III Reich, régimen genocida que ni duró 1000 años ni aisló la raza aria como superior con las que conviven en el planeta tierra. La verdad siempre vuelve.