Una semana para las elecciones

Maduro alterna las promesas de prosperidad si vence con el horizonte de desastre si es derrotado

El presidente de Velezuela, Nicolás Maduro, dudrante un acto de campaña en Caracas.

El presidente de Velezuela, Nicolás Maduro, dudrante un acto de campaña en Caracas. / MATÍAS DELACROIX / AP

"Es el año 2070 y Venezuela es un país desarrollado. Algunas partes del planeta sufren los efectos del calentamiento global y la primera colonia de humanos en Marte es también una realidad". Ms. Lori se ha tomado más de 200 páginas para proyectar en clave de ciencia ficción un destino sin igual. Venezuela 2070 se editó en formato electrónico y se ofrece en la tienda de Amazon. Nadie sabe quién es Ms. Lori, pero su relato, puesto a la venta en la antesala de la campaña electoral, traduce en un lenguaje destinado a un público juvenil las certezas que plantea Nicolás Maduro en la campaña electoral. "Venezuela va a asombrar al mundo", ha dicho sobre un país que durante el conflicto político interno ha perdido el 75% de su PIB y cuya economía crecerá este 2024 un 4% al calor de una mayor producción de hidrocarburos.

El presidente suele esbozar el mismo horizonte de prosperidad que, en la historia de la desconocida Ms. Lori, lleva a Miranda, hija de astronautas venezolanos y el primer bebé nacido en Marte, de regreso a la tierra para conocer a su familia y su cultura. Ella, a su modo, también emigró, como los casi siete millones de hombres, mujeres y niños que han protagonizado en este presente un éxodo inédito. Según la novela, en 2050 "Venezuela experimentó una serie de reformas sin precedentes" ante "la mirada atónita internacional" que osciló entre la crítica y la aprobación. Ms. Lori cuenta que, en 2019, un presidente venezolano, cuyo nombre se omite para evitar redundancias buscó la asesoría de otro país petrolero, los Emiratos Árabes, para adoptar su modelo "sobre la base de una gradual sustitución del petróleo como fuente de ingresos". Se reformaron también las Fuerzas Armadas, se aumentaron los salarios de los empleados estatales, se militarizó exitosamente la lucha contra la delincuencia, se endureció el código penal, se modernizaron las carreteras.

Cualquier semejanza entre el futurismo indulgente de Venezuela 2070 y las aspiraciones del Palacio de Miraflores no son meras coincidencias. De hecho, la Asamblea Nacional (AN), controlada por el oficialismo, acaba de aprobar una ley de fomento a las exportaciones no petroleras. Uno de los pilares discursivos de la campaña electoral que Maduro piensa cerrar a lo grande el próximo jueves con "la gran toma de Caracas", es que su continuidad en el poder garantiza lo mismo que Ms. Lori da por hecho.

Optimismo oficialista

Venezuela, dijo en Maturín, estado de Monagas, la última parada de su campaña, se encamina hacia "una nueva democracia" después de haber vencido las "amenazas de invasión", la "manipulación" y las "mentiras" fantasiosas de la oposición, el desabastecimiento y otras de las secuelas de las sanciones económicas. "Desde ya quieren cantar fraude, ellos saben la verdad, la calle sabe la verdad, el pueblo sabe la verdad. Estamos ganando y ganando bien, con el pueblo noble, ellos lo saben, los gringos lo saben y quieren manchar al país y al proceso electoral". Una encuesta del Centro de Medición e Interpretación de Datos Estadísticos (CMIDE) da cuenta de que Maduro obtendría el 28 de julio el 53% de los votos. Es el único sondeo que le asigna al presidente esas posibilidades de reelección. Las otras proyecciones son descartadas de plano por el Partido Socialista Unificado (PSVU).

Maduro no solo habla al electorado como Ms. Lori. Ha reconocido errores de gestión, lanzó sermones a sus ministros, pero, sobre todo, inocula el temor a lo que podría suceder si abandonar la presidencia. Predice el desastre y la revancha, la imposibilidad definitiva de reconstruir el "Estado de bienestar social" que había edificado Hugo Chávez. María Corina Machado, el principal sostén del candidato opositor Edmundo González Urrutia, aseguró que si se impone la Plataforma de Unidad Democrática (PUD) no peligran los puestos de trabajo en el sector público. Para Maduro, Machado, quien ganó las primarias opositoras de octubre pasado pero no pudo postularse como candidata debido a un ardid judicial, es el mal absoluto. "Demonia envidiosa nunca podrás ser como la mujer valiente que resistió todos los embates criminales de ustedes", dijo el presidente días atrás. Son los instantes donde la verba del candidato se despoja de los matices esperanzadores.

El miedo como combustible electoral

De acuerdo con la revista 'Tal Cual', "Maduro apela al miedo para convencer a los no alineados sobre su permanencia en el poder". La publicación cita al sociólogo Damián Alifa, según el cual el presidente "ha sido bastante lineal y sin sorpresas" a la hora de asociar su reelección con el cambio y colocar a sus adversarios en el lugar de la "inestabilidad, la violencia y el caos". Maduro no solo se ha presentado como el "presidente obrero" que conoce los padecimientos de la gente de a pie y se ha comprometido a resolverlos esta vez de manera definitiva: se ve a sí mismo como el resguardo de "la paz y la estabilidad". Sostiene al respecto Alifa que esa narrativa "va también dirigida a sectores no chavistas que tienen miedo a un nuevo ciclo de violencia y protestas. Especialmente, este miedo es muy agudo entre muchos empresarios, comerciantes y profesionales, sectores no necesariamente asociados con el chavismo, pero que no solo no están interesados en cambios bruscos, sino que les aterra la idea de un recrudecimiento del conflicto". En una semana se comprobará la eficacia del libreto de campaña de los principales contendientes.

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