Se trata de una de esas bellas historias que encierra el mundo cofradiero y que el público en general desconoce. Cuando en 2003 fue canonizada Santa Ángela de la Cruz, la camarera de María Santísima del Dulce Nombre, María Dolores Gálvez Pedraja, Lolina como todos la conocían, consiguió para su dolorosa una reliquia de la nueva santa sevillana. No era de extrañar que la entrañable bordadora, fallecida el pasado domingo 8 de enero, lograse este tesoro, pues auxiliaba también como camarera de la Santísima Virgen de los Reyes a las Hermanas de la Cruz. Y cuando le fue entregada, la donó en un relicario a su devoción mariana en San Lorenzo, pero siendo ella quien la custodiaba en su domicilio.
El pasado Martes de Pasión 28 de marzo, a la conclusión de la misa de hermandad en la Parroquia de San Lorenzo, se formalizó la entrega de esta delicada joya por parte del hijo de Lolina, Jesús Enrique Rodríguez Gálvez, quien precisamente era hermano mayor cuando su madre ofrendó este presente a la dolorosa de Castillo Lastrucci. Acompañado por algunos familiares, entre ellos el nieto de la inolvidable camarera, Enrique Rodríguez Morillo, hoy teniente de hermano mayor de la Divina Pastora de San Antonio, depositó Rodríguez Gálvez este enser en las manos de Enrique Machado, hermano mayor actual del Dulce Nombre, en cuyas dependencias se conservará a partir de ahora esa reliquia de Madre Angelita donde también se conserva la pura esencia de la bondad de Lolina Gálvez.