El año pasado hacíamos un comentario sarcástico sobre dos personas-personajes que se paseaban por los expositores provistos de ostensibles mascarillas e iban despertando por doquier la hilaridad. Ahora la hilaridad será suya si es que están -como nos gusta suponer- en la Zona de Arte 798 de Pequín, bebiendo, fumando y sin parar de reír... Esto demuestra que la ignorancia es atrevida, que estaríamos mejor callados, y que -de momento- la performance sigue siendo la reina indiscutible del mundo del Arte, porque es la que más unida está al mundo real/virtual en el que vivimos y también la que provoca las reacciones instintivas y evidentes que en otro tiempo produjeron Miguel Ángel, Velázquez o Picasso con su grandiosidad, sus juegos ópticos, y su deconstrucción de la realidad, respectivamente.
Para performance las que estamos viviendo nosotros: «Mírame y no me toques», «Sálvese quien pueda», y «Los últimos serán los primeros».
Como en julio es posible que también nosotros queramos tener una mayor presencia internacional, y quizás no podamos acudir a la cita con este ARCO 2021 retrasado, hemos decidido salir de compras, en las mismas fechas, para continuar engrandeciendo nuestra ‘Colección Aladar de Arte Contemporáneo’. Hemos decidido, pues, hacer un paseo virtual por nuestras galerías favoritas, en las que siempre hemos encontrado piezas caprichosas, y por aquellas otras que nos mantienen informados sobre exposiciones y eventos. Sin embargo, el resultado es decepcionante. Nada puede sustituir la presencia contundente de la obra de arte, y se echa de menos la atmósfera y la selección obligada que los galeristas efectúan para la feria. La falta de contacto humano impide la interacción, y es más arduo acceder a la información sobre los precios de las obras y realidad de los artistas. De hecho, nos sigue resultando incomprensible la reticencia de los galeristas a revelar los precios. Apenas si nos hemos decidido por una instalación, pero es grandiosa.