Si metiéramos en una centrifugadora todas las novelas de ciencia ficción hard que se han escrito durante la historia con el fin de aprovechar lo mejor de cada una de ellas; si a ese resultado le sumáramos lo que es capaz de imaginar Cixin Liu, autor chino de moda; tendríamos como resultado una monumental muestra de lo que debe ser una novela de este corte. Imaginación, ritmo narrativo adecuado, giros inesperados, buen manejo del lenguaje. Todo eso en el ‘haber’. En el ‘debe’, el eterno problema de este autor: el dibujo de los personajes excesivamente tibio, excesivamente difuso. Y en la novela de hoy en día, incluida la ciencia ficción, el personaje es fundamental.
El fin de la muerte (死神永生) es el tercer volumen de la Trilogía de los tres cuerpos, una obra que firma Cixin Liu y que se está vendiendo, en todo el mundo, como si fueran pipas. No es de extrañar porque la historia que cuenta es fascinante, está bien armada, se abordan cuestiones técnicas que no siempre son accesibles para el gran público y nos hace soñar con un futuro incierto. Es verdad que algunos de esos asuntos resultan excesivos y es necesario prestar una atención extra por parte del lector. Cixin Liu se lía la manta a la cabeza y trata todo sin excepción. Motores de curvatura, ascensores orbitales, los límites del universo, agujeros negros de bolsillo, ciudades espaciales, pliegues en el espacio-tiempo...
Aunque repite el intenso Luo Ji; aunque la historia de Yun Tianming y Cheng Xin, son principales; lo importante de esta novela es el universo considerado como un todo, como un lugar oscuro y peligroso aunque víctima de sí mismo. La posible historia del universo y su futuro es, sencillamente, maravilloso en manos de este autor.
El lector, no obstante, empatiza mucho mejor con Cheng Xin, una mujer que maneja la situación teniendo como referencia el amor. Nada puede ir mal si es el amor el que ordena la realidad. Esto lo explica el autor en las últimas páginas y no era necesario porque ya está implícito en el texto desde la primera página. Esa tendencia a explicar todo es uno de los ‘peros’ de la novela. Explicar cómo un universo se convierte en bidimensional, desde luego, requiere de explicaciones, pero no todo es lo mismo.