Una modelo de diecisiete años a la que le falta el ombligo desaparece en Madrid. Los inspectores Martínez y Pieldelobo se hacen cargo de la investigación, pero chocan desde el primer momento. Él es un padre cincuentón y caótico, tierno pero mordaz y un tanto anticuado; ella, una milennial combativa, inteligente y feminista. Mientras recorren por España lugares misteriosos y templos en apariencia tranquilos, surgen dos hipótesis para desenmascarar a un asesino en serie: o la mafia rusa está detrás de una red de prostitución de lujo o hay un psicópata religioso que pretende enmendarle la plana al mismo Dios.
Este es, a grandes rasgos, el argumento de Donde haya tinieblas (Planeta), la nueva y esperada novela de Manuel Ríos San Martín (Madrid, 1965), que nos sorprendió hace dos veranos con la estupenda La huella del mal, y que lleva media vida involucrado en proyectos audiovisuales junto a productoras como Globomedia, BocaBoca o Diagonal. En esta ocasión, el director de No te fallaré (broche de oro a la inolvidable serie de televisión Compañeros) cambia los escenarios burgaleses de Atapuerca por los pacenses de Fuente del Arco, municipio de menos de setecientos habitantes en cuyo término se ubica una de las joyas arquitectónicas más desconocidas de nuestro país, la ermita de la Virgen del Ara, considerada la Capilla Sixtina de Extremadura. En ese templo, construido en estilo mudéjar y cuya bóveda acoge maravillosas pinturas del siglo XVII, comienza la verdadera aventura para Juan Martínez y Nuria Pieldelobo, los dos inspectores de policía cuyo antagonismo es la base sobre la que Ríos sustenta la mayor parte de su novela. Dos personalidades opuestas que, desde su primer encontronazo, regalan al lector escenas jugosísimas que permiten conectar con otras grandes parejas del universo policiaco, desde Maddie Hayes y David Addison —los inolvidables protagonistas de Luz de luna—, a Remington Steele y Laura Holt, pasando por Mulder y Scully (Expediente X). En este sentido, se nota que el autor está ligado al medio televisivo, pues muchas de las situaciones y diálogos de la pareja son propios de este tipo de series.