Al igual que las andanzas del Cid siempre estarán asociadas a la figura de Ramón Menéndez Pidal y el Bécquer de carne y hueso nunca podrá desligarse de Rafael Montesinos, la Primera Vuelta al Mundo se conocerá durante décadas gracias a las aportaciones de Tomás Mazón Serrano. Nacido en Alicante en 1975, Mazón es ingeniero de obras públicas, pero desde que descubrió por casualidad el relato de la circunnavegación y puso en marcha la web rutaelcano.com, su vida ha dado un giro de ciento ochenta grados.
Su primera gran aportación fue crear un mapa con el derrotero seguido por Magallanes y Elcano entre 1519 y 1522, para más tarde dedicarse a investigar sobre los personajes que protagonizaron la mayor hazaña náutica de todos los tiempos. Como recompensa, desde el año 201, un buen número de instituciones públicas y privadas, tanto nacionales como internacionales, contactaron con él para que pronunciase conferencias sobre la Primera Vuelta al Mundo, convirtiéndose de inmediato en uno de los nombres propios del V Centenario.
Paralelamente, Tomás Mazón siguió profundizando en los archivos para arrojar luz sobre ciertos interrogantes relacionados con la gesta, elaborando interesantes teorías y ampliando el marco de investigación sobre la misma. Fruto de ello es su brillante ensayo Elcano, viaje a la historia publicado por la editorial Encuentro en 2020, que rápidamente se convirtió en un éxito de crítica y público. A este le siguieron la edición ampliada del V Centenario —que vio la luz el pasado mes de marzo—, y un nuevo trabajo titulado Espinosa, el último capitán de la vuelta al mundo, que aterriza el 1 de septiembre en todas las librerías.
En esta ocasión, y con la pasión que le caracteriza —basta con acudir a una de sus ponencias para sentirse fascinado por la aventura recogida por el cronista italiano Antonio Pigafetta y loada por grandes de la literatura como Stefan Zweig—, Mazón pone el acento en Gonzalo Gómez de Espinosa, «quien había partido como alguacil de la armada, pero que, tras la muerte de Magallanes, lo terminó sucediendo en el mando de la expedición como capitán general». Un personaje alumbrado a finales del siglo XV en la localidad burgalesa de Espinosa de los Monteros, que afirmaba haber conocido a Fernando de Magallanes en febrero de 1518, muy probablemente, y según los cálculos de Mazón Serrano, en la corte de Carlos I en Valladolid. No en vano, el autor sustenta su teoría sobre el hecho de que el propio Espinosa «se ofreció voluntariamente» al futuro emperador del Sacro Imperio Romano Germánico para «ocupar el puesto de alguacil mayor» en la Armada de la Especiería.