El pasado mes de mayo, los Premios Escenarios de Sevilla consagraron como el mejor espectáculo de teatro una de las sorpresas de la temporada, Las dependientas; interesantísima propuesta de Julio León Rocha, con dirección de Fran Pérez Román, cuyas intérpretes —Beatriz Arjona, Verónica Morales, Tatiana Sánchez Garland y Celia Vioque—, lograron meterse a los espectadores en el bolsillo desde las primeras funciones. Dicho montaje, también premiado en CINTA (Cita de Innovadores Teatrales Andaluces), versa sobre cuatro mujeres que trabajan en la sección de lencería de unos grandes almacenes; un lugar donde, pese al cansancio, el hastío y los problemas personales, deben mostrar de continuo su mejor rostro, luchar por superarse a sí mismas y, de paso, unas a otras. En suma, una lectura actualísima que también obtuvo los galardones de mejor escenografía —las montañas de bragas ideadas por Julia Rodríguez impactan desde que se alza el telón— y mejor autor para León Rocha. Aunque el auténtico logro de Teatro a Pelo y La Ejecutora fue el poder mostrar su trabajo fuera de Andalucía en lugares icónicos como el Teatro del Barrio —sala gestionada por el actor Alberto San Juan, en Madrid— obteniendo el respaldo de crítica y público y convirtiéndose en todo un fenómeno, que aún continúa vigente. Pues bien, como era de esperar, parte de ese equipo vuelve a la carga para alumbrar un nuevo espectáculo, Melodrama, con puesta de largo en el Teatro Central de la Isla de la Cartuja los próximos días 1, 2 y 3 de febrero.
«Un montón de grises»
¿Y qué es exactamente Melodrama, un ejercicio en el que Julio León y Fran Pérez vuelven a darse la mano para tratar de sorprender a propios y extraños? En palabras de sus creadores, «un proceso de investigación y creación escénica en torno a las cicatrices producidas por los monstruos, los miedos y las heridas con los que convivimos, pero también los deseos que nos acompañan en nuestra vida cotidiana». Es decir, una vuelta de tuerca a los conflictos cotidianos ya planteados en Las dependientas, pero que en esta ocasión van mucho más allá, pues atañen a gran parte de la sociedad. Así, el texto de León Rocha —resultado de un proceso de investigación coral que les ha llevado a trabajar por fases durante un año— trata de encontrar, de manera abstracta, «no solo la normalidad, sino la virtud de lo que nos hace ser diferentes». Por eso Melodrama trata de «esas emociones que tenemos todos y que intentamos no sacar, porque nos han dicho que no está bien: como llorar en público». Un discurso que persigue la diversidad, según su director, así como evidenciar que «no existen blancos o negros, sino más bien un montón de grises que son atractivos para poder relacionarnos con los demás». En este sentido, una de las actrices aclara cómo «en un mundo como el nuestro, donde existen posiciones tan radicales, Melodrama propone una forma nueva de comprender las cosas». O lo que es lo mismo, «un umbral por el que cruzar las estructuras antiguas con las que llevamos conviviendo toda la vida, y que nos lleva hacia nuevas formas de relacionarnos».