La novela comienza con Gabriel volviendo a maldecir a don Diego, quién a la vuelta de Bailén se entrega junto con Juan de Mañara y Luis de Santorcaz a una vida más que disipada que sólo conduce al vacío; donde el alcohol, el sexo con fulanas, las juergas plagadas de seguiriyas y las reuniones inanes con los francmasones, confirman el día a día de los tres. A Gabriel le da pena sobre tod don Diego, pues ha doblegado su voluntad a estos vicios en contra de la educación recta y pausada que su madre María le dio a él y a sus hermanas. Además, la familia está en horas bajas económicamente, y por ello su enlace con Inés (de quién Gabriel sigue enamorado ya bastante desesperantemente) puede ser la solución a muchos problemas de linaje, por más que él ande medio enamoriscado de Zaina, una corajuda prostituta, que quiere participar incluso de la vida militar con sus compañeras de oficio, y a la que su propio ignorante padre no le permite un mínimo atisbo de rebeldía.
El caso es que, salvo Gabriel, todos parecen vivir idilios amorosos, dentro de un clima de libertinaje no sólo peligroso para él.
El giro fundamental de la acción se produce cuando llega a oídos del Gran Capitán Santiago Fernández, que hay más tropas francesas, que están atacando esta vez por el norte, para derrocar a Fernando VII al precio que sea. Habiendo ganado en Burgos la batalla de Gamonal y la de Espinosa de los Monteros, se disponen a cercar la ciudad de Madrid, empezando a atacar con gran poder balístico y técnico.