Actualizado: 11 abr 2020 / 15:27
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El padre Luis Coloma (1851-1915) parece haber llevado una vida disipada entre la aristocracia de la época de la restauración Alfonsina, antes de ser poseído por la vocación religiosa. «Pequeñeces» es una de sus novelas, quizás la más famosa, o la menos olvidada de un autor equivocadamente pasado de moda.
En el momento se discutió su inmoralidad contra los que defendían su intención moralizante, al tiempo que se le comparaba con los naturalistas. Más tarde se le ha reivindicado como un precursor de los modernistas, como hace Rubén Benítez en su prólogo de la edición de Cátedra. El caso es que «Pequeñeces» es una obra sólida y contundente, una crónica de la forma de vida de las clases nobles, pero también un fino estudio psicológico que destila ingenio. Demuestra una cultura exquisita matizada por un ingenio extraordinario y malévolo para poner sobre el papel personajes y situaciones.
Es cierto que el final deja un regusto de castigo, no podía ser de otra manera cuando se publicó, pero la visión que arroja sobre religiosos y sacerdotes, ecuánime en su juicio; los vívidos retratos de las noches, los enredos y las fiestas; la descripción de las intrigas políticas y su inserción en la trama real de la Historia de España, convierten el libro en un apetitoso bocado que supera los movimientos, los estilos y las modas.
Larga, guiada por un personaje encantador a pesar de su supuesta maldad horrenda –que no se trasluce en la pluma escritora por mucho que lo intente-, acompañado por otros varios con extenso recorrido y curiosas subtramas, «Pequeñeces» está bien hilvanada y es elegante, minuciosa en la utilización del leguaje y los recursos literarios por parte de un autor que demuestra una gran erudición y -dada su condición sacerdotal- bastante osadía.
Calificación: Muy interesante.
Tipo de lector: Cualquiera.
Tipo de lectura: Fluida.
Argumento: Contundente.
Personajes: Excepcionales en su caricatura.
¿Dónde puede leerse?: En Madrid, en el salón de uno de los grandes palacios que han quedado.
