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Actualizado: 29 mar 2020 / 16:23 h.
  • Beniro Pérez Galdós. / El Correo
    Beniro Pérez Galdós. / El Correo

«Trafalgar» es, sobre todo y más allá del reciente y más documental libro de Pérez Reverte, un estupendo y enjundioso libro de aventuras en forma de novela que nos introduce enla consciencia del personaje de Gabriel, niño gaditano criado entre la Tacita de Plata y Vejer, de donde es su madre que fallecerá durante su infancia (Gabriel no llegó a conocer a su padre) y por la que de la vida del chico se hará cargo una ama, doña Francisca, que le procurará cuidados siempre que cumpla una serie de condiciones, entre ellas servir a vida y muerte a un patrón soldado llamado don Alonso, ante la amenazante llegada de franceses que vienen de parte de Napoleón Bonaparte no sabemos bien con qué intenciones (luego las vamos averiguando, y son la búsqueda de aliados para librar una encarnizada batalla naval con los ingleses).

Temas como la dignidad en la derrota, la lucha y las ensoñaciones que mantienen vivo el instinto fueron comunes a la hora de narrar estos lamentables hechos tanto por historiadores, novelistas. Sin embargo, la de Galdós fue la primera y genuina mirada que se nos ofrece a los lectores sobre estos hechos. Una mirada que tiene que ver con Dickens y Cervantes.

El caso es que Gabriel bebe los vientos por una chica de su edad, Rosa, hija de Flora, una vecina que tras el conflicto se irá con su familia a vivir a Medina Sidonia. Rosa bebe los mismos agitados vientos por el caballero Malespina, un tipo arrogante y pendenciero del que se enamoró un domingo en misa mientras este rezaba. Con estos mimbres, Galdós estrena una trama que de seguro nos dará que hablar como novela sentimental en futuras entregas.

Lecturas para el confinamiento: «Trafalgar»

Descripciones plagadas de metáforas brillantes y lúcidas (se habla de la majestuosidad del buque Santísima Trinidad, como una especie de Escorial sobre las aguas), de humo y atmósferas de trabucos y muerte, afectando esta última directamente al mejor amigo de Alonso, Marcial, que oficiará de intelectual en el grupo de soldados.

De lectura sencilla y amena, nunca es tarde para catar el poder literario de Galdós, así como, en este caso, la capacidad de soñar y narrar en primera persona. Todo un lujo.