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Actualizado: 17 jun 2020 / 18:54 h.
  • Dos páginas del cómic. / El Correo
    Dos páginas del cómic. / El Correo

Escrito o llevado a su ejecución por parte de Alecos Papadatos y Annie di Donna, este extenso cómic griego narrado en tres escenarios y con un flash-back que pretende situarnos en una devastadora II Guerra Mundial desde la historia del Círculo de pensadores de Viena, y sobre todo entre la gran cantidad de académicos citados, en la obsesión por la lógica del filósofo Bertrand Russell, así como en su encuentro con el pensamiento de Ludwig Wittgenstein; viene elogiado por Fernando Savater en tanto resulta útil para entender no sólo esta obsesión, sino cómo su vida influyó determinantemente en su manera de pensar el mundo.

Dado que de siempre convirtió el 1+1=2 en una incógnita sobre la que investigar, más que un axioma en sí mismo y gracias a que en sus círculos de amistad estaba Euclides, descubrimos a un Russell más interesado en la geometría propiciada por este, que en el cálculo algebraico pitagórico, para el que además no es un estudiante habilidoso, y es que estos últimos sistemas no resuelven las dudas que le atormentan, sistemas o métodos que fueron de algún modo utilizados por René Descartes, Leibniz o Spinosa.

Opta por estudiar la lógica desde la Filosofía Pura, recorriendo mitos del siglo XX como fueron y son la ‘navaja de Ockham’, o la obra de Lewis Carroll, explicada no sólo a través de sus tratados, sino como una reflexión verdadera sobre su literatura fantástica y el personaje de Alicia.

«Logicómix»: Historia de la lógica

Estos tres escenarios son el aula desde la que el profesor explica y recuerda sus experiencias en torno a esta conjetura, no siempre agradables; el estudio por parte de jóvenes actuales que tratan de entender su modo de hacer y pensar y, por último, las ensoñaciones que convierten su trabajo intelectual en una lucha épica, que en la última parte del cómic ilustra «La Orestiada» de Esquilo.

El dibujo y el color de trazo y sombras precisas y complejas hace que una historia difícil de plasmar en imágenes se vuelva un rompecabezas más que oportuno, al que acompañará una leyenda en el epílogo que tiende a aclarar y poner negro sobre blanco los resultados.

Son enormes las vivencias por las que atravesó Russell, su paso más fructífero fue el de la cárcel, donde silenciado por su circunstancia, elaboró su propio tratado no sólo desde Aristóteles o Seneca, sino desde el conocimiento de la teoría de los conjuntos (la también llamada por muchos matemática moderna) del irlandés Boole.

A pesar de su complejidad es un libro estimulante de leer y en él encontramos una historia muy bien contada y donde el contexto y los personajes saben también jugar su papel; nos habla igualmente sobre lo dañino y a la vez fructífero que puede ser desarrollar una obsesión por más peregrina que sea.