En cierta ocasión, Eleanor Roosevelt, escritora, activista y política que llegase a ser primera dama de los Estados Unidos, afirmó que «el futuro les pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños». Algo que la madrileña Esther López Gutiérrez suscribe, día a día, con su propio ejemplo. Y es que además de esforzarse por ayudar a los demás desde el propio ejercicio de su profesión, es una persona comprometida con la sociedad de su tiempo, lo que la ha impulsado a participar en diversos proyectos que buscan mejorar la realidad que nos rodea. Esta capacidad para soñar sin límites, y su implicación en iniciativas que buscan hacer del mundo un lugar más habitable, han dado como resultado «El País de la Felicidad», un hermoso cuento que acaba de ser publicado por la editorial Gunis y que será presentado el 18 de diciembre en el Hotel Aravaca Village de Madrid.
Es usted madre, abogada de familia, mediadora familiar, coordinadora de la parentalidad y además participa en proyectos sociales de los que hablaremos más adelante. ¿De dónde saca el tiempo para tantas cosas?
La verdad es que creo que con una buena organización todo es posible. No hago de todo, todos los días. Bueno, de madre sí, jajaja.
¿Hasta qué punto es importante la cohesión familiar en el crecimiento y desarrollo de nuestros niños?
Creo que es importantísimo, nuestros hijos deben sentir que todos los miembros de la familia son queridos, respetados y escuchados; esto hará que crezcan emocionalmente sanos.
¿Está de acuerdo con que la pérdida de valores está influyendo en la crisis de nuestra sociedad?
Claramente sí, pero es verdad que hay muchas cosas que tienen que cambiar; yo me quejo muchísimo de cómo esta sociedad rompe sueños, juzga permanentemente y nos hace estar compitiendo desde muy pequeños, y eso va en contra de muchos valores. No vale solo con decirles que hay que respetar, que hay que amar, etc., sino que tenemos que crear una sociedad que les enseñe a hacerlo.
Háblenos del proyecto ‘Podrías ser tú’, que está preparando junto a la prestigiosa coach y CEO de la Felicidad Beatriz de la Iglesia.
El proyecto ‘Podrías ser tú’ nace de muchos cafés y tertulias sobre temas muy interesantes sobre los que, tanto Beatriz como yo, nos encontramos a diario en nuestros despachos. Ambas llegamos a la conclusión de que mucha gente no sabe lo que es el AMOR, se confunde amor con dependencia, de ahí que tengamos índices tan altos de violencia de género. Hay que enseñarles a nuestros jóvenes cómo hay que construir relaciones sanas de pareja. Hay que enseñarles a identificar comportamientos dependientes, comportamientos que, si se mantienen en la relación, pueden ser muy peligrosos. Algo como que nuestra pareja nos pida las claves de nuestras redes sociales es una forma de control, y esto ocurre con mucha frecuencia. De manera muy sutil, vamos cayendo en esas relaciones tóxicas de dependencia. Los jóvenes llevan a cabo en muchos casos comportamientos que son delito y lo desconocen. Por lo que este proyecto va dirigido a preadolescentes y adolescentes, incluso a padres, para que puedan identificar si alguno de sus hijos está teniendo conductas tóxicas con su pareja o está siendo víctima de ellas, o incluso ellos mismos como padres las están teniendo. Queríamos ofrecerlo a los colegios, crear talleres y que estos puedan certificarse igual que lo hacen con el acoso escolar, que también le den valor a algo que nosotras vemos cada día y cada vez en gente más joven. El título PODRÍAS SER TÚ es porque cualquiera de nosotros podemos ser víctima o verdugo, y su objetivo es que no nos convirtamos en ninguna de las dos cosas.
La música es otra de las pasiones de Esther López. Tanto, que llegó a ser vicepresidenta de una organización que llena de sonidos los hospitales. ¿Cómo vivió esa etapa junto a los integrantes de ‘Música en Vena’?
Bueno, ‘Música en Vena’ llega a mi vida en la planta de oncología del Hospital Puerta de Hierro, acompañando a mi padre, que finalmente fallece. Dicha organización me hizo vivir los momentos más bonitos con él antes de su marcha; la música es algo vital en mi vida y también lo era para mi padre, por lo que les estaré eternamente agradecida. El día que la presidenta de ‘Música en Vena’, a la que ya conocía y había seguido su trayectoria, me propone la vicepresidencia, me llenó de orgullo y satisfacción. En la actualidad, ya no desempeño este cargo, pero el proyecto seguirá por siempre en mi corazón, y espero y deseo que reciban la ayuda que se merecen para continuar con su magnífica labor.