Fran Nuño (Bilbao, 1973), además de escritor, es dinamizador cultural y librero, de ahí que cada uno de sus proyectos esté concebido para un público específico. Y es que el ganador de la Medalla de Oro al Mejor Álbum Ilustrado en Español en los Moonbeam Childrens Book Awards 2013 (Michigan, EE.UU.) no deja nada al azar, ya sea dando a luz obras infantiles de enorme calado —caso de ‘El mapa de los buenos momentos’— o iniciando a futuros escritores en el oficio gracias a iniciativas como ‘Guía básica para vivir del cuento’. En esta ocasión, el responsable de ‘Deambulaciones’, ‘Historias mininas’ o ‘El baile de las abejas’ nos invita a viajar a través del arte con una curiosa obra que, ya desde su título, es pura tentación. Se titula ‘Museo deleite’ y está publicada por The Galobart Books. Hablamos con el escritor afincado en Sevilla, que se encuentra en plena promoción de su libro.
Tras un prólogo en el que explicas cómo surgió la idea del libro —‘Deleite’, de J. B. Priestley, tuvo bastante que ver—, incluyes una cita de Séneca que nos mueve a reflexionar. Háblanos de ello.
Sí, en el prólogo explico mi relación con los pequeños placeres de la vida literariamente hablando. Y para mí hay dos libros fundamentales sobre este tema. Uno de ellos es ‘El primer trago de cerveza y otros pequeños placeres de la vida’, de Philippe Delerm, pues fue el primero que leí sobre estas cuestiones, y el que mencionas de Priestley porque, según mis investigaciones, fue el que inauguró este ‘género’, por ello quise hacerle el homenaje en el título. Lo que no cuento en el prólogo es que la idea del libro surgió en la segunda quincena de marzo de 2020, en pleno confinamiento. Ante un escenario tan desolador, se me ocurrió unir la pintura y los pequeños placeres. En cuanto a la cita, me topé con ella cuando estaba terminando de escribir el libro y creo que resume muy bien lo que sentimos los creadores con nuestra obra en relación al placer, así que creo que venía que ni pintado, nunca mejor dicho. Por cierto, la cita de Séneca es: «El artista encuentra un mayor placer en pintar que en contemplar el cuadro».
‘Museo deleite’ está estructurado de manera cronológica, dando comienzo en el siglo XVI para desembocar en el XX. Este modo de ordenar las obras, ¿se te ocurrió antes de escribir ellibro o surgió durante el proceso?
Cuando tuve varios cuadros seleccionados y sus textos escritos, decidí que el mejor orden que le podría dar a las obras pictóricas sería el cronológico. De esa forma, los lectores pueden ir viendo la evolución de la pintura en el segmento que va desde el siglo XVI al XX.
Sorprende que la primera pintura sea obra de una mujer que vivió en el Renacimiento. Podías haber elegido a Rafael Sanzio o a Alejo Fernández como representantes de ese periodo, pero te has inclinado por Sofonisba Anguissola...
Como explico en el prólogo, en el libro no he pretendido hacer una selección donde deban estar artistas imprescindibles si hablamos de pequeños placeres en la pintura. La selección es muy personal, son cuadros que, aparte de que tengan relación con el deleite, han despertado en mí las ganas de escribir sobre ellos. El cuadro elegido de Sofonisba (‘La partida de ajedrez’) es una de mis pinturas favoritas tanto entre las que tienen que ver con el ajedrez como de la Historia del Arte en general, por lo que no podía faltar en este libro y coincidió con ser el más antiguo de todos los seleccionados.
Dentro del listado de obras incluidas en ‘Museo deleite’ sobresalen aquellas que recogen escenas cotidianas, desde juegos de niños a baños en plena naturaleza. ¿A qué se debe?
Creo que los verdaderos momentos de felicidad que experimentamos en nuestra vida están directamente relacionados con nuestra propia cotidianidad. Es decir, nuestra cotidianidad más amable, tanto la experimentada en la niñez como en la edad adulta. La pintura está repleta de obras que nos hablan de estos momentos de sosiego, tranquilidad, gozo... Así que muchos de los cuadros seleccionados recogen los temas que indicas.
También destacan los cuadros dedicados al ejercicio de la lectura, desde el exquisito ‘Mujer leyendo una carta’, de Vermeer, a ‘La biblioteca de ThorvaldBoeck’, de HarrietBacker.
Sí, la lectura no podía faltar en esta selección y aparece en varios cuadros, aunque de distinta manera. ‘Museo deleite’ al fin y al cabo es una obra que tiene que ver mucho con mis gustos personales, por lo que de forma natural la lectura, los libros, la literatura... aparecen en varias pinturas. Era algo irremediable. De hecho, la portada ya nos avisa de alguna manera de ello.
Uno de los grandes aciertos de ‘Museo deleite’ son, además de los textos que acompañan a las pinturas —cercanos y sumamente didácticos—, las listas de recomendaciones que les suceden; una buena manera de seguir disfrutando de artistas tan conocidos como Murillo, y de otros menos populares como Scheel.
Sí, uno de los objetivos de ‘Museo deleite’ es también dar a conocer a artistas que desgraciadamente no disfrutan del reconocimiento que se merecen, por ello decidí, aparte de la pintura protagonista, recomendar otras obras del autor o autora correspondiente para que el lector tenga a su disposición una pequeña brújula para seguirle sus pasos. He intentado que los cuadros recomendados, de una manera u otra, estén también relacionados con el tema central del libro.