Ahmed y Taha son un padre y un hijo cuyas vidas dan un vuelco por culpa de una enfermedad. Esto les lleva a pedir auxilio sanitario en España, donde tendrán que aprender a sobrevivir en la habitación de un hospital, mientras esperan una solución para Taha.
Este es, a grandes rasgos, el argumento de ‘Paraíso’, cortometraje documental del realizador sevillano Mateo Cabeza, cuya trayectoria incluye títulos como ‘Sevilla Santa’ (2015), ‘La vida sigue igual’ (2016) y ‘Puesto 93’ (2018), amén del largometraje ‘Que nadie duerma’, proyectado en festivales como Visions du Reel, Alcances o Atlantidoc. Representante del nuevo cine andaluz y formado junto a importantes artistas y cineastas como Víctor Erice, José Luis Guerín, Ricardo Íscar o Nicolas Philibert, este nuevo trabajo, estrenado en el pasado Festival de Cine Español de Málaga, ha sido posible gracias al apoyo del personal sanitario de la unidad de trasplante renal infantil del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, donde Cabeza estuvo un año como voluntario. Allí conoció a Ahmed y Taha El Hili, y tras forjar una relación de confianza y asegurarles que el rodaje no iba a interferir en la salud del pequeño, obtuvo el beneplácito del padre para grabar durante un mes y medio cómo sucedían sus vidas entre esas cuatro paredes.
El resultado es una película conmovedora en la que el realizador nos invita a «traspasar» las ventanas del centro hospitalario e introducirnos en las vidas de los protagonistas, con una naturalidad que sorprende en cada escena y cada gesto. No en vano, Cabeza, cuyo trabajo pudo disfrutarse en el Festival DOCAVIV de Tel Aviv (Israel) —uno de los principales festivales que califican para los Oscar— consigue, a lo largo de veinte minutos, lo que pocos obtienen con formatos más extensos; esto es conducir al espectador en un viaje por distintos niveles de emotividad, hasta llegar, según sus propias palabras, «a un momento que conecta con un dolor real, profundo, paterno y universal, al que a nadie, viva donde viva, le dejará indiferente».