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Actualizado: 10 oct 2017 / 08:28 h.
  • Antonio Maíllo, coordinador regional de IU, en la XXI Asamblea de la coalición. / Europa Press
    Antonio Maíllo, coordinador regional de IU, en la XXI Asamblea de la coalición. / Europa Press

Antonio Maíllo, reelegido coordinador general de IULV-CA, habla con la contundencia que le otorga contar con el apoyo de más del 83 por ciento de las bases de la coalición. Considera que su apuesta a todo por la confluencia con Podemos en Andalucía no conlleva el riesgo de quedarse sin nada. «Nadie va a dejar de ser lo que es. Debe ser algo profundo desde la personalidad de cada uno, una unión horizontal, que sea cómoda para todas las partes, en la que nunca exista sumisión», aseguró ayer en una entrevista en Canal Sur Televisión. El dirigente defiende que el acercamiento a la fuerza morada salvaguarda la identidad de IU, frente a algunas voces, incluidos históricos de su organización que consideran que la maniobra acorta la esperanza de vida de la coalición y bombardea los puentes de entendimiento con el socialismo andaluz.

Su sí quiero a la confluencia con Podemos se ha confirmado en una coyuntura política compleja. Podemos e IU se manifestaron abiertamente a favor del referéndum catalán del 1 de octubre y abogan por una solución dialogada al conflicto, lejos del enconamiento que los dos bandos han mostrado desde hace meses. Tal posicionamiento ha sido duramente cuestionado en Andalucía por las otras tres fuerzas con representación parlamentaria (PSOE-A, PP-A y Ciudadanos). El reproche que ya se pudo escuchar en el debate sobre la Proposición No de Ley (PNL) de Cs sobre la defensa del estado derecho y las instituciones en Cataluña es que ambos partidos se equiparaban a los antisistema de la CUP. IU va a sumar todo lo bueno que le pueda dar la confluencia con Podemos, pero también deberá cargar con los reproches que soporta. El PSOE-A ha visto la oportunidad de erosionar a Podemos cuperizándolo a cuenta del asunto catalán e IU parece que ha caído en el mismo saco.

Maíllo situó ayer al PP como «enemigo de clase», del nuevo bloque de izquierdas, pero también marcó distancias con el PSOE-A al que ve como «un freno y un obstáculo para el desarrollo de Andalucía». El crecimiento natural de la confluencia Podemos-IU en Andalucía se perfila en votantes socialistas con convicciones más a la izquierda, y hacia ese perfil, que cree «que el PSOE-A se alinea con el PP y con Cs, y que quieren una alternativa desde la izquierda», lanza, desde el primer día, su llamamiento el coordinador regional.

Podemos e IU tienen ahora tiempo por delante para explicar mejor los objetivos y planteamientos de su confluencia. La premura de tiempo con la que se produjo su candidatura única para las elecciones generales de junio de 2016 provocó que los resultados fueran muy inferiores a los que se dieron en diciembre de 2015 cuando todavía había dos papeletas distintas en los colegios electorales. En el plazo de seis meses, la marca conjunta logró 218.000 votos menos en Andalucía que cuando concurrieron cada uno con sus siglas. En la campaña electoral ya se percibió que, según quien fuera el actor principal del mitin así había partidarios de uno de otro partido. La atmósfera de confluencia se quedó en los dirigentes y no caló en las bases, ahí ambos tienen aún trabajo por hacer.