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Actualizado: 24 ene 2017 / 09:03 h.
  • El gran salto de Ana Karenina a los escenarios
    ‘Ana Karenina’, una valiente propuesta que llega este viernes a las tablas del Cicus. / Pablo Gámez
  • El gran salto de Ana Karenina a los escenarios
    Un momento del montaje de Teatro Saraband. / Pablo Gámez

Aunque la crisis haya golpeado sin piedad la escena española en los últimos años, el teatro sigue siendo el laboratorio de las grandes proezas. La última la ha llevado a cabo la joven compañía madrileña Teatro Saraband adaptando toda una Ana Karenina. Este viernes (20.00 horas) desembarcará en la sede del Cicus.

En palabras del director del montaje, Francesco Carril, el proyecto nace «cuando leo la versión de la novela que escribió Armin Petras, que es un dramaturgo y director alemán muy reconocido allí. Enseguida sentí que esa historia me tocaba de cerca, muy fuerte, y que necesitaba contarla. Junté a compañeros con los que llevo trabajando tiempo y se lo propuse. Se unieron actores con los que no había trabajado antes, pero que por un motivo o por otro estaban presentes en ese momento. Es un proyecto que he dirigido yo pero que ha sido gestado también por Paloma Zavala y Sofía Gasset, que trabajan conmigo en producción», comenta.

Ante una idea tan ambiciosa como esta, la primera pregunta que surge es: ¿Cómo se mete una obra tan monumental –un millar de páginas de media en las ediciones españolas– en una obra que no dure ocho horas? «Centrándose en una parte muy concreta de la historia, que es la que a mí me interesaba también», responde Carril. «La versión es fiel al original, pero se centra en los siete personaje principales. La función habla de cómo nos comportamos cuando amamos y cuando no somos amados. Los personajes hablan muchas veces en tercera persona de ellos mismos, como si trataran de analizar sus acciones, muchas veces equivocadas e inútiles. Armin ha mantenido esto y para mi es un acierto, gran parte de la poesía y la belleza de la novela está en las descripciones, en lo puramente narrativo. Ha sido bonito ver cómo convertir lo narrativo en acción», El precio de las entradas es de 5 euros, 3 para la comunidad universitaria.

Junto a Mamen Camacho en el papel de Ana Karenina, el elenco lo completan Georbis Martínez (Karenin), Andrea Trepat (Dolly), Sergio Moral (Stiva), Diego Toucedo (Levin), Gracia Hernández (Kitty) y Mateo Franco (Vronski). Para el director, lo más difícil de esta gesta ha sido precisamente traducir literatura pura al lenguaje escénico. «Es peligroso cuando nos encontramos con textos tan bellos y tan ricos, tan bien escritos. Hay partes que son pura poesía. Mientras daba forma al proyecto, me preguntaba todo el rato, ¿de dónde nace tanta belleza en lo que dicen, cuando se están enfrentando a situaciones que les hacen sufrir? Y ahí me acuerdo mucho de Genet, que decía: ‘No hay para la belleza más origen que la herida’. Cada vez entiendo más esta frase. Lo bello viene siempre de algo doloroso. Lo bueno y lo malo está muchas veces mezclado».

Por otro lado, no podemos olvidar que Ana Karenina es uno de los pilares fundamentales de la literatura rusa, un elemento básico en la configuración del alma eslava. Cuando se le pregunta a Carril sin han tratado de atraerla a una óptica más meriodional o por el contrario han apostado por una recreación del mundo ruso –acorde con las temperaturas de las últimas fechas–, responde: «No, para nada. De hecho es algo que he hablado mucho con la figurinista, Laura Renau. Lo que me interesa de los clásicos es su atemporalidad. Tanto el vestuario como la escenografía son bastante atemporales».

No es la primera vez que Francesco Carril, también actor de reconocida trayectoria –y conocido sobre todo por su trabajo en la Compañía Nacional de Teatro Clásico, así como ser uno de los actores imprescindibles en las películas de Jonás Trueba– se pone al frente de un equipo como este en faenas de dirección. «La verdad es que tengo el lujo de tener gente que me acompaña en los proyectos que dirijo y que confía», dice. «La necesidad de dirigir algo es muy diferente a la que me lleva a actuar un texto. Dirigir nace de una necesidad muy personal y profunda de saber más cosas sobre algo, y el teatro y la gente con la que trabajo me ayudan».

No obstante, Carril (que actualmente rueda una película dirigida por Clara Martínez- Lázaro y acaba de empezar los ensayos de la producción del Teatro Español Furiosa Escandinavia, de Antonio Rojano, una producción del Teatro Español dirigida por Víctor Velasco, además de seguir en cartel en el Teatro de la Comedia con El Alcalde de Zalamea) entiende que son muchas las dificultades que tiene una compañía como Saraband para mover por el territorio nacional un montaje como Ana Karenina. «Viajamos 9 personas, eso ya de por si es difícil. Pero además es un proyecto producido por nosotros, sin ninguna ayuda externa, salvo la colaboración –imprescindible y generosa– de algunos mecenas. Hemos estrenado en Bilbao, ahora haremos alguna función por la comunidad de Madrid, Sevilla, Valencia y en mayo estrenaremos en Madrid, en el Pavón Teatro Kamikaze», anuncia.

Para terminar, Carril anima al público sevillano a asomarse al mundo de pasiones enfrentadas de Leon Tólstoi, especialmente a quienes hayan disfrutado con el libro. «Es un texto poco común en cuanto a escritura, en una frase o en otra se sentirán identificados con algo, aunque sea pequeño. Y van a ver a siete actores en estado de gracia, pero eso está feo que lo diga yo», apostilla.