Hace apenas unos días que presentaron su nueva temporada, llenos de ilusión y esperanza, y ya ofrecieron ayer el primero de los conciertos que la integran, además en sesión doble, a las doce del mediodía y a las cuatro de la tarde, sorteando las limitaciones impuestas por la Junta para combatir la pandemia. Teniendo en cuenta que ya el día anterior tocaron el mismo programa en el Festival de Música Española de Cádiz y volverán a hacerlo hoy en el de Música Antigua de Úbeda y Baeza, no cabe duda de que lo de estos y estas músicos es auténtica devoción por lo que hacen y desde luego un inquebrantable sentido de la responsabilidad. Con Bach en el centro del programa, flanqueado por su pariente contemporáneo Johann Bernhard Bach y el precedente francoalemán George Muffat, poniendo de relieve la influencia de la música italiana y francesa en la alemana y tomando como leit motiv la estructura numérica de los pentagramas del genio de Eisenach, así como los posibles mensajes ocultos a modo de cábala que pudieran contener.
Está claro que cuando un músico ha dejado de programarse y apenas se graba, igual que cuando hablamos de obras menores de los grandes, es porque se trata de música insustancial, y esto se cumple en la mayoría de las ocasiones, son muy pocas las excepciones. Así, la de Johann Bernhard Bach, primo de Johann Sebastian, organista, clavecinista y compositor, y a menudo colaborador suyo, es un ejemplo de lo que decimos. Música amable, de escucha fácil y atractiva, que combina el vigor italiano con la delicadeza y elegancia francesa, pero sin más interés que el meramente coyuntural. Sus suites u oberturas evidencian el vínculo entre el lenguaje musical francés y la capacidad alemana para estructurar la forma. A ambos aspectos estuvieron atentos Alfonso Sebastián y los integrantes de la orquesta, especialmente apreciable en una introducción férrea y decidida, muy en el estilo de Lully, seguida de un air en el que se pudo vislumbrar la capacidad de Andoni Mercero para encajar mejor los pasajes sostenidos que los más agitados en los que se pudo apreciar puntuales caídas de tensión. Con el passapied final el conjunto hizo gala de su habitual ímpetu y vigor.