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Actualizado: 11 may 2018 / 08:30 h.
  • El director de la Feria Internacional del Títere, Juan Luis Clavijo, en la Casa de las Sirenas. / Jesús Barrera
    El director de la Feria Internacional del Títere, Juan Luis Clavijo, en la Casa de las Sirenas. / Jesús Barrera

Salió hace 30 años en busca del teatro y por el camino se encontró con los títeres. O los títeres se toparon con él, que tanto da. Con su compañía, Búho Teatro, ha recorrido medio mundo; la otra mitad tiene prevista conquistarla en breve; y desde hace tres años es el director de la Feria Internacional del Títere de Sevilla, que este mes se desarrolla del 11 al 25 de mayo en distintos espacios y que celebra su 38 edición.

—Es el festival con más solera de cuantos se celebran en Sevilla pero da la sensación de que cuesta extraordinariamente vender al público una Feria del Títere...

—Es como si tuviéramos que darlo a conocer cada año. Pero esto es así porque en Sevilla los títeres son como el Guadiana, que aparecen y desaparecen porque no hay una programación estable el resto del año. Después de tantos años –¡38 !– y con toda la formación y compañías que se ha generado aquí, esta ciudad merecería tener una sala estable donde cada fin de semana se programaran títeres y teatro de objetos. Además, Sevilla se merece ya tener un museo de marionetas. Llevo muchos años acariciando la idea, y hay espacios municipales que podrían acogerlo. Pero es difícil sacarlo adelante si no hay una voluntad política determinante al respecto.

—Hace tiempo que ya no nos visitan las compañías internacionales que, durante años, se asomaban a las temporadas del Teatro Central.

—Y en los año 80 vinieron a Sevilla espectáculos magníficos de compañías muy profesionales del Este de Europa. Pero si hoy la Feria del Títere las invitara sería a costa de reducir muchísimo toda la programación, aunque nuestro deseo es poderlo hacer cuanto antes.

—¿Cuál es el presupuesto con el que cuenta?

—Se podría decir que si incluimos todo (contratación, producción, comunicación...) ronda los 100.000 euros. Ojalá pueda crecer en el futuro inmediato.

—¿Cuál es la apuesta principal de la edición que está a punto de comenzar?

—Vamos a llevar el teatro de títeres a la calle, queremos darlo a conocer, por eso vamos a llenar la Alameda pero también desarrollaremos exposiciones en espacios como la Casa de las Sirenas, el Antiquarium y reclamos en escaparates de comercios. Se trata de que el gran público se encuentre con los títeres en las calles y en las tiendas, que todo el mundo vea que en Sevilla llevamos 38 años defendiéndolos.

—Habla de ellos como si fueran su familia.

—El teatro de marionetas en todas sus facetas: la construcción de títeres, la manipulación, el dar vida a lo inerte, y sentir como el espectador cree lo que le muestras y entra en el juego teatral hizo que lo dejara todo para dedicarme a ello. ¡Cómo no voy a referirme con cariño y pasión hacia ellos!

—Este año sin embargo se echa en falta espectáculos para adultos en las salas de gestión privada.

—No descartamos volverlos a programar pero sinceramente es difícil llevar al público a las salas en mayo, cuando se busca ya más la calle que los espacios cerrados. Pero sí que tenemos propuestas para jóvenes y adultos. Por ejemplo los días 19 y 20 de este mes la compañía Cal y Canto instalará en la Alameda una chabola de hojalata en la que entrarán en cada función unos 20-30 espectadores para asistir a la representación de Lost Dog, un alegato en contra del abandono de de animales. Y desde Aragón vendrá Javier Aranda, un marionetista que trabaja con una técnica muy particular y que crea dramaturgias poéticas y agrias a la vez. Será también en el bulevar.

—Este año igualmente es de estreno la concesión del premio El Farolito...

—Sí, quiere ser un apoyo a los trabajadores del títere, que en Sevilla, y en Andalucía ocupa a muchísimos profesionales. En su primer año el premio recae en la compañía madrileña La Tartana, por sus 40 años de historia, en un acto que se realizará en el Centro Cívico Las Sirenas el 17 de mayo.