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Actualizado: 14 abr 2016 / 21:19 h.
  • «Si no hay más remedio este es un buen momento para decir adiós al Festival Turina»
    Rafael Ruibérriz dirigiendo en un ensayo a la Banda del Festival Joaquín Turina el pasado mes de septiembre. / Pepo Herrera
  • «Si no hay más remedio este es un buen momento para decir adiós al Festival Turina»
    La pianista y directora del certamen, Benedicte Palko. / José Carlos Cruz

Insiste en que sus declaraciones no deben entenderse como una amenaza. Pero lo cierto es que lo son para el panorama cultural de la ciudad. «Si no hay más remedio este es un buen momento para despedir el Festival Turina», reconoce su directora, Benedicte Palko. Su continuidad depende de quince días exactos, los que quedan hasta final de mes. «La decisión está tomada, si en estas dos semanas desde el Ayuntamiento de Sevilla nadie me convoca a una reunión en la que comprometan su ayuda económica yo no podré seguir adelante», reivindica.

Los números que maneja este certamen internacional, que celebraría su sexta edición en septiembre de 2017 son exiguos. Casi tanto como el escasísimo interés institucional que ha despertado en su historia. Sus avales; un público consolidado, invitados internacionales, repertorio inédito, reivindicación del compositor sevillano Joaquín Turina e implicación de muchos estudiantes no parecen ser suficientes. «Yo no dudo que el Gobierno municipal de Juan Espadas crea en el proyecto, pero solo tengo de ellos un breve e-mail en el que se me indica que no conocen el presupuesto de 2017 y no pueden asegurarme nada», lamenta Palko.

Sobre la mesa está la petición de 30.000 euros en concepto de subvención. Y la incardinación, claro, del Festival en el programa cultural de la ciudad. «En 2015 se hizo coincidir este certamen con el ciclo Septiembre Flamenco y con un concierto de la Orquesta Joven de Andalucía. Estas cosas no se pueden permitir en una ciudad pequeña como Sevilla. ¿El resultado? Menos público y una total invisibilidad, porque nada se hizo para promocionarnos. Era otra corporación; de la socialista esperaba una mayor adhesión, pero tampoco está siendo así», corrobora.

La cuarta edición, en 2013, se hizo con fondos íntegramente privados. «Y en 2015 una semana antes de que comenzara tuvieron que prestarme dinero amigos. El resto se consiguió mediante patrocinadores particulares y pequeños mecenas. Pero eso es una labor titánica, no puedo asumirla en más ocasiones (...) Con todo fue una edición que recibió elogios de la crítica y del público, que permitió escuchar obras muy infrecuentes y cuyos conciertos han ido siendo retransmitidos por Radio Clásica. Salió tan bien que, en las condiciones actuales, no quiero arriesgarme a bajar el nivel en 2017 por eso digo que, si ha de ser así, hemos de escribir ahora mejor que tarde la palabra ‘fin’», dice.

«Desde fuera me dicen que este Festival ha sido y es muy importante, que no puede morir. ¿Quién monta un certamen del calibre de este con tan poco? me pregunto... Por eso yo mismo me doy una respuesta, he pensado en mudarlo de lugar. No sé a dónde todavía, pero seguro que en alguna ciudad –española o no– puede ser bien acogido. Lo que me pide el Ayuntamiento de Espadas es que empiece de cero, que siga tirando yo sola y que ya se verá más adelante. Luego me podrán dar 10.000 euros o diez céntimos, que yo no podré exigirles nada y tendré que poner el resto», asegura. Porque el Festival Turina por no tener, no tiene ni siquiera una estructura. Solo tiene a Palko y la suma de muchas voluntades.