Anoche la juventud nos dio una nueva lección de esfuerzo y humildad, y lo hizo con Juventudes Musicales apadrinando y Manu Brazo ejerciendo de maestro de ceremonias. La generosidad del saxofonista utrerano le llevó a no asumir ningún rol predominante o protagonista frente a sus dos compañeras de reparto, la violinista gaditana Claudia Gallardo y la pianista indonesia Prajna Indrawati, y tan solo se distinguió de ellas a la hora de introducir elocuentemente las diversas piezas programadas bajo el título Revive. Un proyecto que nació de la necesidad de expresarse durante la pandemia y el confinamiento, y que presumimos debió gestarse a través de las pantallas virtuales en las que la mayoría encontramos un acceso al mundo exterior frente a ese encierro forzoso. Brazo ha compaginado este trabajo con el que el pasado verano presentó en los Jardines del Alcázar junto al pianista Pepe Fernández, Folk-lore. Pero si este se caracterizaba por la fusión, la combinación de obras y el virtuosismo, con sus dos compañeras de viaje la propuesta se antoja más ligera y delicada, centrándose en un puñado de obras de cierto calado emocional más orientadas hacia la melodía y la calidez de la atmósfera que al exhibicionismo drástico y puro.
Con estos presupuestos Brazo, Gallardo y Indrawati exhibieron compenetración desde un primer momento, con un Intermezzo de Cavalleria Rusticana desplegado desde el mimo y la contención, seguido de una ágil Danza española de La vida breve, que Brazo y Gallardo defendieron desde el diálogo y con la complicidad del piano marcando el ritmo. La joven violinista posee habilidad y tanta delicadeza como su porte nos anuncia, a pesar de lo cual llegó a sonar puntualmente destemplada, particular que no dudamos sabrá resolver en breve. Los tres han llevado este programa durante el pasado año por diversas plazas del Reino Unido, incluido el Festival de Perth en Escocia, donde recalaron la primavera pasada parece ser de manera virtual u on line, por lo que a la hora de aterrizar en el Maestranza tenían el repertorio ya muy asumido. Así se explica la fluidez en la interpretación y la compenetración añadida, si bien algunos arreglos para tan insólita formación no nos parecieron muy acertados, entre ellos precisamente esa archiconocida danza de Falla. El eclecticismo y la incesante búsqueda de lenguajes nuevos que informa el arte en la actualidad, en sus diversas facetas, hace que por un lado busquemos el origen y la autenticidad en la interpretación, a la vez que aceptamos, respetamos e incluso disfrutamos otras propuestas como esta, en las que la adaptación y la transformación cobran mayor relevancia.