La llegada de Abelardo al banquillo del Alavés ha sido mano de santo. El equipo vitoriano ha tejido una racha de resultados que le permiten mirar con cierta holgura la lucha por el descenso. Momento feliz para el técnico asturiano antes de enfrentarse al Betis el lunes, quizá el equipo al que más tenga que agradecer como entrenador. En el Villamarín, el Sporting de Gijón, entonces el equipo al que dirigía, logró el ascenso a Primera División después de vencer por 0-3 en el Benito Villamarín en la última jornada de liga. Su triunfo y el empate, en el último minuto, del Lugo ante el Girona, dio la plaza de ascenso directo a los asturianos para desgracia de los catalanes. Betis y Sporting fueron los dos equipos que lograron regresar a Primera sin playoff de por medio.
La temporada siguiente, el Betis volvió a inmiscuirse en el destino de los gijoneses. El equipo de Abelardo necesitaba el triunfo de los verdiblancos ante el Getafe y ganar al Villarreal para certificar la permanencia en la máxima categoría. La carambola se produjo, sin ausencia de polémica. Se acusó a Marcelino, entonces técnico del Villarreal y sportinguista reconocido, de no poner empeño alguno en que sus jugadores lograran el triunfo en el Molinón. Hasta tal punto llegó el tema que ese partido fue uno de los detonantes que llevaron a Fernando Roig a destituir al asturiano en mitad de la pretemporada siguiente. «Quiero dar las gracias al Betis. Han demostrado ser unos profesionales como la copa de un pino cuando no se jugaban nada», comentó Abelardo en la rueda de prensa en la que celebraba la permanencia.
La felicidad que apenas ha saboreado Abelardo es la de vencer al Betis como entrenador. De sus cuatro enfrentamientos (todos con el Sporting) ha perdido tres. Sólo venció el partido del Villamarín que le valió el ascenso. El Betis de Pepe Mel consiguió vencer en El Molinón en su último choque en Segunda División. Era la jornada 21 y los verdiblancos se convirtieron en el primer equipo en derrotar a los de Abelardo.