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Actualizado: 23 mar 2016 / 10:17 h.
  • Eduardo Maciá, Ángel Haro, Leandro Damiao y José Miguel López Catalán, hace poco más de un mes, tras el fichaje del brasileño. / RBB
    Eduardo Maciá, Ángel Haro, Leandro Damiao y José Miguel López Catalán, hace poco más de un mes, tras el fichaje del brasileño. / RBB

Eduardo Maciá contaba con el respaldo absoluto en el Betis del anterior presidente, Juan Carlos Ollero, pero tras la dimisión de este y tomar las riendas del club Ángel Haro y José Miguel López Catalán, estos han mostrado su disconformidad con muchas de las gestiones realizadas por el director deportivo y su forma de trabajar. Varios han sido los desencuentros que han derivado en una pérdida de confianza y la decisión de su inminente salida, aunque el equipo esté muy cerca de lograr el objetivo de la permanencia.

Tras la destitución de Pepe Mel a primeros del mes de enero, el principal y casi único candidato para suplir al madrileño en el banquillo bético era Juande Ramos. Eduardo Maciá informó al consejo de las negociaciones mantenidas con el técnico de Pedro Muñoz y todo apuntaba que se haría cargo del equipo tras los partidos contra Sevilla, Villarreal y Real Madrid, que en principio eran los únicos que estaba previsto fuera a estar Juan Merino en el banquillo.

Ángel Haro y José Miguel López Catalán acompañaron al propio Eduardo Maciá para reunirse en persona con Juande Ramos en Alicante y allí se encontraron con la sorpresa de la negativa del técnico a hacerse cargo del equipo a mitad de temporada, pues el ‘proyecto deportivo’ no era de su agrado. Ahí empezó a romperse la relación entre Haro, Catalán y Maciá, que pocos días después sería desacreditado por el propio consejo al no aceptarle las condiciones pactadas inicialmente para el fichaje de Leandro Damiao, finalmente renegociado a la baja tras la dimisión de Juan Carlos Ollero.

Desde entonces la labor de Maciá ha sido sometida a una profunda evaluación en el Betis y los actuales mandatarios estiman que la misma ha sido deficiente, y eso que esta temporada se van a gastar más de 40 millones de euros en la plantilla deportiva, entre fichas y salarios de futbolistas, incluidos algunos cedidos, traspasos, primas y rescisiones. A los muchos jugadores que hubo que dar de baja, traspasar o ceder el pasado verano apenas se les sacó rendimiento económico (apenas medio millón por Chuli) y la gestión de la cantera consideran también que ha sido muy deficiente, pues el filial está abocado al descenso a Tercera división y también ahí se ha gastado bastante dinero.

No encontrar una salida a Van der Vaart (con un millón de euros neto de ficha y dos años más de contrato) es otra de los errores que se le echan en cara a Maciá, que gozó de gran autonomía en la gestión del presupuesto destinado a la parcela deportiva durante la presidencia de Ollero y al que desde la llegada de Haro a la presidencia se le han querido recortar los poderes, de ahí la falta de sintonía entre ambos y el desenlace final que llevará en breve a su destitución.