La llegada de Poyet puede tener una primera consecuencia de envergadura en el vestuario: la marcha de N’Diaye. El francosenegalés, uno de los mejores futbolistas verdiblancos esta temporada, es por eso mismo una de las fuentes de ingresos más potables en Heliópolis. La diferencia ahora es que llega un entrenador que no contó con él en el Sunderland. De hecho, aquella falta de confianza facilitó la cesión de N’Diaye al Betis en el mercado invernal de 2014 y su fichaje definitivo en verano.
Y hay más. Según adelantó anoche Canal Sur, el Betis también está cerca de conseguir su primer refuerzo. Se trata de un viejo conocido, no por haber vestido ya de verdiblanco sino porque fue objetivo de Pepe Mel para su proyecto europeo de 2013: Tomás Pina. El centrocampista del Villarreal, que se lo fichó entonces al Mallorca, tiene contrato hasta 2018.
Merino puede irse
El Betis también dio ayer las gracias a Juan Merino. «Ha logrado alejar al equipo de la zona baja de la clasificación. Una vez más, ha servido de la mejor manera al Real Betis Balompié, tal y como viene haciendo desde que llegara al club con 16 años», elogia el Betis. El linense quiere seguir entrenando, escuchará ofertas de otros clubes y podría decidir irse de Heliópolis, donde le queda un año más de contrato que el club le abonaría de todos modos. En el filial seguirá José Juan Romero con toda probabilidad.
