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Actualizado: 10 ago 2016 / 20:27 h.
  • Producción de naranjas en la provincia de Sevilla. / Pepo Herrera
    Producción de naranjas en la provincia de Sevilla. / Pepo Herrera

Europa es el principal destino de las exportaciones de frutas y hortalizas que produce el campo andaluz. Son las joyas de la corona junto al aceite de oliva de las ventas al exterior de Andalucía. Alemania, Francia, el Reino Unido, Países Bajos e Italia conforman el quinteto que acaparó más volumen de la huerta andaluza el año pasado, concentrando de hecho el 70 por ciento de las ventas agroalimentarias.

Por esta razón, los productores andaluces han recibido con esperanza el acercamiento escenificado el pasado martes por los líderes ruso y turco, Vladimir Putin y Recep Tayyip Erdogan, que entre otras cuestiones se traducirá en el levantamiento del veto a la importación de productos agroalimentarios que Rusia impuso a Turquía en noviembre de 2015, cuando se enturbiaron las relaciones bilaterales tras el derribo de un avión ruso por parte de cazas turcos en la frontera con Siria.

La forja de esta alianza abre, pues, una «oportunidad» para los productores regionales, según valora Ricardo Serra, presidente de la patronal agraria Asaja Andalucía, ya que «comenzar a atender a un mercado desabastecido como el ruso puede permitir que deje hueco en el mercado del norte de Europa», que es donde se concentra la competencia para los productos del campo andaluz.

«Es una noticia muy buena», apostilla Andrés Góngora, responsable de frutas y hortalizas de COAG Andalucía, que considera que el bloqueo ruso a Turquía supuso la «puntilla» a los productores hortofrutícolas andaluces porque «los turcos son nuestros competidores en el mercado alemán», el más relevante para los productos de la comunidad.

El sector confía así en que en esta ocasión la geopolítica juegue en favor de la producción nacional, lo que permitiría compensar de alguna manera los perjuicios «más indirectos que directos» que ha generado sobre las exportaciones andaluzas la barrera comercial levantada por Rusia que impide la importación de frutas, hortalizas, legumbres y productos cárnicos, entre otros productos, que tengan a Europa como punto de origen.

Un castigo comercial del que se acaban de cumplir dos años –se impuso el 7 de agosto de 2014– y que se prolongará, al menos, durante otro ejercicio más, según han ratificado las autoridades rusas.

Aunque Rusia no fuera uno de los principales mercados para los productos hortofrutícolas andaluces, que tradicionalmente se venden más en otros países, lo cierto es que el bloqueo ha tenido sus consecuencias.

La medida se ha traducido estos dos años en una sobreoferta de fruta en el mercado europeo, de la que según Góngora, se han aprovechado las cadenas de supermercados europeas, que han presionado lastrando a la baja los precios. En Andalucía, la provincia más afectada ha sido la almeriense, mientras que en Sevilla ha impactado sobre los cítricos y el melocotón y la nectarina.

«El principal impacto no ha sido en el volumen vendido a Rusia, que tampoco era tan importante, sino en la congestión del mercado y el comportamiento de los precios, que hubiera sido diferente sin el veto ruso», abunda Góngora.

Tanto Asaja como GOAG coinciden en que las medidas auspiciadas por la Unión Europea –básicamente ayudas a la retirada de productos– no ha surtido el efecto esperado porque además de dejar fuera a producciones afectadas como la berenjena, el calabacín, la judía verde o las frutas subtropicales, ofrece precios muy bajos.