Eulogio López, director del diario Hispanidad, uno de los diarios nativos digitales decanos en España, lamenta y a la vez denuncia a veces con toda rotundidad que lo que le ocurre al ser humano de estos tiempos es que o se ha alejado de Dios, o lo ignora o permite atentados contra la religión católica sin apenas oposición. López escribe desde su postura de persona creyente y por tanto defensora a ultranza de su fe y lo hace desde un diario católico que yo considero conservador. Además, estamos ante un periodista comprometido con su fe y sus ideas que posee una buena formación como periodista económico y empresarial a tenor de lo que le vengo leyendo desde hace años.
El pasado domingo, 2 de agosto de 2020, la periodista Verónica Ojeda nos ofrecía en este mismo diario un excelente reportaje sobre la plataforma de negocio pornográfico OnlyFans donde, sobre todo chicas jóvenes, no profesionales del sexo, suben sus “creaciones” para que otros -menores incluidos- compren los productos sexuales que allí se ofrecen y además puedan exigir más “espectáculo”, a gusto del consumidor, por cantidades adicionales de dinero. OnlyFans es una página web británica que fue fundada en 2016 por Tom Stokely, también conocido como «el Mark Zuckerberg del porno», con cada vez más popularidad e influencia en España, se afirmaba en el reportaje.
Lo que más me interesa ahora es el aspecto en el que el reportaje sostenía que los creadores de actos y escenas sexuales que usan esa plataforma perseguían ganar dinero fácil y mucho más en estos tiempos de pandemia donde millones de personas han perdido el trabajo, o lo van a perder, y con esa pérdida las ilusiones o las pocas ilusiones en la vida, incluso la ilusión de vivir.
Lo primero es la subsistencia
Verónica Ojeda constataba en su reportaje opiniones de diversas personas expertas en psicología y otras ciencias humanas que analizaban el significado de un fenómeno que no es del todo nuevo pero que estaba tomando un impulso considerable en el contexto actual. Todas esas fuentes recelaban en mayor o menor medida de la actividad de tal empresa que “cosificaba” -decían- al ser humano, sobre todo a mujeres y homosexuales.
Desde luego, informes, opiniones, análisis, tenemos a montones, éste es uno más, sin ir más lejos. Pero la gente necesita comer, ser autónoma, ser todo lo libre que se pueda ser, y eso es antes que nada, antes que la creencia en Dios -o paralela a ella-, antes que poder detenerse a mirar si lo que haces es ético o no, moral o inmoral.
Tanto Maslow como sus críticos coinciden en la primera necesidad del ser humano: su propia subsistencia. A partir de ella llegarán o no otras pero ésa es la principal y la que el sistema de mercado salvaje está negando desde hace mucho tiempo a los humanos, empezando por los jóvenes, al menos en España. En el fondo, el mundo mercantil se aprovecha de que no posee ninguna ideología que le provoque miedo y tira por la borda sus principios fundacionales como por ejemplo los contenidos en el libro de Adam Smith Teoría de los sentimientos morales donde el autor escocés reconoce el egoísmo humano pero por eso mismo aboga por controlarlo mediante el desarrollo de la empatía. Sinceramente, creo que cualquier empresario que no piense seriamente en estos mismos términos no merece ser llamado empresario.
Regresamos al siglo XIX -salvando las distancias- en donde el egoísmo humano convirtió a esas personas emprendedoras que nos trajeron tanto progreso por medio de iniciativas empresariales en auténticos monstruos contra sus semejantes hasta el punto de originar un ejército de parias del que se derivó el marxismo y otras ideologías. Engels, en el discurso que pronunció ante la tumba de Marx, dijo: “Marx descubrió la ley del desarrollo de la historia humana: el hecho, tan sencillo, pero oculto hasta él bajo la maleza ideológica, de que el hombre necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte, religión, etc.”
Desde luego, la empresa OnlyFans es consciente de todo eso, ya llevamos veinte años de siglo XXI y, como dirían los filósofos, sustancialmente, ¿qué ha cambiado aquí? Porque lo peor del caso es que lo que ha hecho esta empresa es aprovecharse no sólo de la necesidad sino de la mentalidad que ha incrustado el mercado en la gente en general y en el joven en particular.
Llueve sobre mojado
¿Qué mentalidad es ésa? Éxito = a dinero + fama y si lo puedes lograr con dinero abundante y fácil, mejor, el esfuerzo y la ética quedan al margen y así es como Dios puede haber muerto para haber sido sustituido por montones de dioses como ya pronosticó Friedrich Nietzsche. Todo ello en un contexto donde hay un elemento esencial, omnipresente, como Dios: el sexo.
Vamos a tener que darle de nuevo la razón a Freud en lugar de atacarlo tanto porque, según sus críticos, todo lo reducía a sexo, de manera que, se deduce, estaba obsesionado con el tema. Para Freud, la conducta sexual emana hacia la superficie consciente desde las profundidades de nuestra naturaleza. Para él, incluso el amor más sublime es esencialmente sexual. Se supone que no es así y ya se encargaron otros, como Ortega y Gasset, de llevarle la contraria, pero si entramos de nuevo en cierto contexto mercantil-empresarial les voy a colocar a ustedes a continuación, utilizando la misma figura femenina, dos imágenes que simbolizan la transmisión ideológica que se les ha estado ofreciendo a los jóvenes y menores de edad en las últimas décadas: