Érase una vez un partido entre el Barcelona y el Almería en el que el técnico del equipo andaluz Hugo Sánchez ordenó al gaditano Chico Flores que persiguiera por todo el campo a Xavi Hernández. Algo parecido sucedió ayer en el Coliseum Alfonso Pérez, Flamini fue el encargado de tutelar los movimientos de Fabián. El internacional sub 21 del Betis se ha ganado ya la reputación de ser el diapasón verdiblanco. La carrera del canterano vuela a alturas ya considerables hasta el punto de que ya determina cómo plantea el equipo rival su sistema defensivo.
En aquel partido del Nou Camp, Xavi aseguró que ojalá no volviera a suceder algo así por el bien fútbol, pero la verdad es que a pesar de esa persecución individual en buena parte del partido, el duelo fue muy entretenido.
Una de las características del Betis de esta temporada es que la mayoría de los resultados que ha obtenido esta temporada han sido bastante ajustados a lo que sucedía en el campo. En definitiva, eso que en el argot futbolístico se conoce por un resultado justo.
Ayer el fútbol volvió a demostrar que no entiende de leyes y concedió los tres puntos al equipo que menos ímpetu puso para lograrlos. Aunque no se hubieran conseguido sin la intervención prodigiosa de Adán en el penalti fallado por el Getafe.
El equipo de Setién no para de crecer en defensa. Son menos las desatenciones atrás y la línea de tres centrales parece haber dado con la tecla para que el número de goles encajados se haya aminorado de forma sobresaliente. Cuando un equipo está en racha le sale todo y al Betis de este último mes le salen bien hasta los cambios. Otra vez un suplente consiguió marcar a los pocos minutos de saltar al campo.
Sergio León había quedado un poco difuminado en los últimos partidos ante la explosión de Loren, pero ayer el también canterano se subió al autobús de los jugadores que quieren ser importantes de aquí al final de temporada. Suma ya diez goles en Liga, y eso que llevaba varias jornadas sin apenas oportunidades. El Betis está iluminado
