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Actualizado: 01 oct 2017 / 16:52 h.
  • Policías nacionales y Mossos en Cataluña. / Quique García
    Policías nacionales y Mossos en Cataluña. / Quique García

Al filo de las 5 de la mañana daba comienzo una larga jornada en toda Cataluña que tiene como eje central la votación por la autodeterminación. Desde esa hora, miles de catalanes llenan las calles alrededor de los colegios electorales. El día se inició con la salida de los acampados en las escuelas al grito de votarem, como fue el caso de la Escuela Oficial de Idiomas del barrio de Sants de Barcelona. Un fuerte aguacero que duró al menos una hora fue el primer protagonista, lo que obligó a los concentrados a buscar un lugar donde resguardarse. Poco después de las 07.00 horas de la mañana, coches particulares se encargaron de traer las urnas a los colegios, lo que hizo que estallara la euforia de todos los asistentes, la mayoría partidarios del sí.

A las ocho de la mañana, en la Escuela Oficial de Idiomas de Sants, llamaron a los integrantes de las mesas electorales a través de un megáfono. «Voluntarios» que respondían cuando se anunciaba una mesa concreta. Pese a la organización exhaustiva que se pudo comprobar para poder celebrar el referéndum y las largas colas que ya había en Carrer Comtes de Bell-Lloc, donde se sitúa esta escuela, la euforia era contenida. La incertidumbre de las primeras cargas policiales en otros puntos de Barcelona era la culpable. Tanto es así que la Escuela Oficial de Idiomas de Sants, pese a que la cola estaba organizada y se dieron las primeras instrucciones para votar, esperó hasta las 10.30 horas de la mañana para abrir, cuando debió hacerlo a las nueve. Finalmente, los primeros votantes entraron en grupos pequeños y bajo las instrucciones de poner los móviles en modo avión. Además, las personas movilizadas impidieron la entrada de una pareja de Mossos d’Esquadra al interior del recinto, a lo que éstos avisaron sobre la ilegalidad de las votaciones.

Pese a los altercados en otros puntos de la ciudad, la normalidad fue reinando en toda Barcelona a medida que avanzaba la mañana. Tanto es así que las colas fueron aumentando, como fue el caso del Instituto Emperador Carlos, donde la hilera de personas sobrepasaba los dominios del centro escolar, yendo de carrer Puigdarí a Enric Bargés hasta llegar al final de esta vía. Miles de personas se sumaron conforme transcurrieron los minutos y a esta hora de la tarde más catalanes están respondiendo a llamada a las urnas. Muy lejos de Sants, el panorama era el mismo, en el distrito de Sant Andreu, cerca de la Sagrera. Aquí, en el colegio Turó Blau, las colas eran las mismas que en la otra punta de la ciudad y muchos de los ciudadanos afirmaban no saber aún su voto, llegarían hasta el final con las dudas. Sin embargo, en lo único que coincidieron fue en la necesidad de votar. Por otro lado, se está haciendo un llamamiento por parte de aquellos que abrieron las puertas de las escuelas e institutos para que todos los que votan no se vayan a casa y se queden en la calle hasta que cierren los colegios a las ocho de la tarde. El objetivo no es otro que movilizar a los catalanes a las puertas de los centros de votación, para así evitar la entrada de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.