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Actualizado: 25 dic 2021 / 08:20 h.
  • Enigmas de la Navidad

Uno de los enigmas más insondables de la Navidad, de los muchos que tiene, es sobre el origen o la explicación que pudiera tener ese extraño fenómeno luminoso llamada como 'la estrella de Belén'.

¿Qué fue la estrella de Belén?

Es opinión generalizada que se podría tratar de una conjunción planetaria, idea que ya fue propuesta en 1603 por Johannes Kepler desde su observatorio en el castillo de Praga sobre el acercamiento de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis.

Realizó los cálculos oportunos y comprobó que en el año 7 a.C. se produjo la misma coincidiendo con las referencias que tenemos sobre el nacimiento de Cristo. Sería en 1925 el investigador alemán P. Schnabel quién descifraría unas anotaciones neobabilónicas bajo escritura cuneiforme de la escuela de astrología de Sippar, a 100 kilómetros al norte de Babilonia.

Las tablillas confirmaban todos los cálculos de Kepler, la conjunción había tenido lugar en el 7 a.C. tal y como los astrónomos habían calculado.

Isaac Abravanel, en el siglo XV, decía que para los astrólogos hebreos el Mesías debía nacer durante la conjunción de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis. Lo que no explica es el comportamiento 'inteligente' de la misma cuando se 'detuvo' sobre el portal de Belén.

En el Evangelio armenio se habla que Jesús de Nazaret nació en una cueva y que sobre ella apareció una nube luminosa y una columna de vapor ardiente.

Otros, más extremos, creen ver en la estrella un OVNI, lo que si es cierto es que parece ser un misterio máxime en la forma en la que fue narrado que determina mucho su interpretación.

¿Cuál es el origen del Árbol de Navidad?

El Árbol de Navidad suele ser un elemento imprescindible, junto con el tradicional portal de Belén, en muchos hogares del mundo. Un árbol engalanado para la ocasión y del que, sin embargo, muchos desconocerán el origen de la costumbre.

Habría que comenzar diciendo que la mayoría de los cultos y fiestas del nacimiento de un ser divino se celebraban el 25 de diciembre, igualmente eran elegidos días tan señalados como el solsticio de invierno o el equinoccio, de todas estas tradiciones culturales de diferentes pueblos surgió la protoNavidad.

Así el Árbol de Navidad fue un elemento que no era de origen cristiano pues era ya ritualizado por los antiguos druidas. Fue en el siglo XVI cuando llega a las fiestas cristianas y se populariza en el siglo XIX.

Su origen se sumerge en el paganismo escandinavo, de raíces germánicas en torno al árbol sagrado como eje del mundo. No tenía por qué ser un abeto, podía ser una encina, un roble (celtas), un tilo (germanos), un fresno (escandinavos), o dependía de la cultura.

Curiosamente había una festividad que se celebraba en el mes de diciembre, las fiestas de Jul, en honor al retorno de la Tierra al Sol, entonces se plantaba un abeto ante las casas y de él se colgaban cintas de colores.

Virgilio escribía que en las fiestas Saturnalias se plantaba un árbol en la plaza pública y se él se colgaban juguetes para los pequeños.

Así el origen es pagano aunque ya es un concepto que no existe pues el motivo decorativo carece de tales connotaciones.

¿De dónde vienen nuestras dulces tradiciones?

Turrón, mazapán, roscón de reyes, las uvas, todos son productos navideños de gran consumo en estas fechas pero que, posiblemente, desconocemos su origen. Posiblemente comenzaron a cocinarse en el solsticio de invierno y su historia ha ido variando hasta llegar a nuestros días.

Comenzaremos por el turrón, uno de los dulces estrellas de las mesas de todo el mundo (no sólo de España) y que tiene dos ingredientes claves: almendras y miel, por ello se cree que su cuna puede estar en alguna zona del Mediterráneo.

Hay referencias confusas de su aparición en la Grecia Clásica según un documento de la Olimpiada del 662 a.C. donde en las proximidades del templo de Zeus se vendía algo similar al turrón.

Por el contrario hay quienes ubican al turrón en Israel en su halva y que pudo haber sido importado por los europeos cristianos de las primeras Cruzadas.

Igualmente en el mundo árabe podría tener su origen ya que en algunos cuentos de Las mil y una noches se hace una descripción de un dulce muy similar al turrón. No obstante en 1703, tras una dura epidemia de peste en Barcelona, se convocó un concurso para crear un alimento de larga duración, fue Pau Turróns quién venció, evidentemente es legendario. También en Barcelona se ubica al turrón en el año 1714. Y en la corte del rey Fernando VII, en el siglo XVI, ya tenía su tradición.

Del turrón saltamos al mazapán. Podría derivar de los macciapanes del Véneto italiano, o de la firme siempre Alemania. Pero con seguridad tiene su origen en el mundo musulmán y en la ciudad de Toledo su casa, fue Teófilo Arroyo quién dio toda una lección en su tesis doctoral en la que se aseguraba que surgió en el convento de San Clemente de Toledo, en el año 1214 cuando se comenzó a cocinar.

Las neulas o barquillos eran conocidos en la Edad Media, de especial gusto en la corte del rey Jaime I El Conquistador, en el siglo XIII, año 1267. Cervantes, el inmortal autor del Quijote los llamaba canutillos y es posible que tuvieran un valor simbólico y consumido al hacer una petición o deseo. En la Antigüedad se hacia esto con el barquillo relleno de miel.

El Roscón de Reyes llega de tiempos del Imperio Romano, aunque su tradición hay que ubicarla en el siglo XII, simboliza la muerte y el renacimiento. Desde el siglo XIX es habitual en las mesas de todo el mundo.

Las uva de fin de año tienen un origen más mundano: un excedente navideño de uva y ante la posibilidad de dejar que se pudriera el fruto o sacarle algún partido un empresario catalán, a principios del siglo XX ideó las ‘uvas de la suerte’ con las doce campanadas y ya es algo insustituible el último día del año en mundo hogares.