Muy cerca de una de las principales arterías de Sevilla, en pleno barrio de La Macarena, se encuentra inalterable ante el paso de los años el Hogar Virgen de los Reyes, en plena calle Fray Isidoro de Sevilla. Un edificio remozado, reconstruido en el año 1958 y proyectado por el arquitecto municipal Antonio Delgado Roig. Destaca de este impresionante conjunto arquitectónico su influencia racionalista marcado por la época así como el mismo edificio organizado a través de varios patios porticados y jardines, creando muy ambiente envolvente claramente regionalista.
El edificio fue usado como hospicio y hospital, siendo atendido en primera instancia por religiosas de la orden de la Caridad manteniendo en su estructura aún las disposiciones de habitaciones, celdas y salas dedicadas a estos menesteres. Hoy este edificio está dedicado a talleres ocupacionales, centro de adultos y otras actividades dependientes del Ayuntamiento de Sevilla y de la Diputación. Pero el edificio guarda un secreto aún mayor ,un secreto que inquieta y rompe las emociones de aquellos quienes desempeñan sus funciones como trabajadores en el recinto, de visitantes eventuales e incluso de aquellos quienes se acercan a investigar lo que allí narran que sucede...
Fue un día de Enero de 2007 cuando un viejo amigo, que desempeña funciones docentes en el centro, alertaba sobre los fenómenos paranormales que se dan en el interior del Hogar Virgen de los Reyes. José David Flores es profesor de baile en el recinto, en actividades marcadas o encuadradas dentro de las ocupaciones de Diputación de Sevilla para el centro y comentaba:
“Este lugar tiene algo misterioso, son ya varios los alumnos que han visto a un monja fantasma en el antiguo coro de la capilla, una monja fantasma que se aparece creando el terror en aquellos que la ven. Yo creía que todo esto era quizás una mala pasada, un juego de sombras de la capilla que creaba la confusión en los alumnos, personas mayores de toda credibilidad, pero no...no era así, una tarde cuando fui a apagar el equipo de música que usamos en las clases algo llamó poderosamente mi atención, miré y allí estaba, de pié, inamovible, en el coro... Era la monja fantasma de la que los alumnos nos habían hablado...”
Y es que el recinto del Hogar podemos encontrar aún la vieja capilla ya retirada de culto y convertida en sala de actos o para diferentes talleres de Diputación, una capilla que aún tiene su característica forma en cruz latina, y dos pequeñas habitaciones donde antaño el sacerdote de cambiaba y preparaba las misas. Aún hay en el lugar confesionarios, reclinatorios o bancos de iglesia de madera, mudos testigos de toda suerte de experiencias paranormales. José David Flores nos seguía relatando:
“Desde que se vio la monja fantasma los fenómenos han ido aumentando, se la puede ver cada cierto tiempo, cuando menos te la esperas, vestida con los hábitos de la orden. Pero es que desde esas primeras visiones hemos escuchado fuerte porrazos que surgen de la nada, alaridos, siseos e incluso nos han llegado a llamar por nuestro nombre o nos han dicho que “dejemos el lugar”, es algo realmente escalofriante”.
Vanesa Rodríguez es otra de las monitoras de baile del centro, una joven dinámica que comparte clases con nuestro primer protagonista. Vanesa atesora otra de esas extrañas experiencias ocurridas en el centro, es ella misma la que lo relataba de esta forma:” era ya tarde, sería sobre las nueve de la noche cuando estaba guardando la ropa y demás, entonces vi algo moverse en la zona de arriba, nunca había creído lo que habían contado de la monja por eso no pensé que fuera a ser testigo de lo que vi.... Cuando iba a apagar las luces comprobé como la temperatura de la vieja capilla bajada de golpe, sentí mucho frío, creía incluso que me había cogido un enfriamiento, pero al mirar arriba allí estaba aquella monja, me quedé helada, no supe reaccionar, me miraba con expresión severa, con dureza, fue algo realmente indescriptible...” y prosigue “días después José David y yo pudimos escuchar un llanto ,un lloro en la parte de arriba, era algo sobrecogedor, allí no estábamos más que nosotros dos y tres alumnos más y todos nos miramos preguntándonos que podía ser, esos llantos los hemos podido escuchar más veces en el interior de la capilla” .
El tiempo, estos meses de inalterable inquietud, fue pasando y nuestros profesores trataban que estos fenómenos no se extendieran por el alumnado para no sembrar de pánico o de curiosos el centro. Pero de poco sirvieron sus esfuerzos cuando los alumnos comenzaron a ser partícipes de las mismas experiencias.
Luisa Garrido es una de las activas alumnas del centro, de aproximadamente cincuenta años y poco dada a fabular nos contaba como un día caminando por unos de los pasillos de la primero planta del edificio vio a lo lejos y acercándose una religiosa ,al principio no le llamó la atención pero a medida que se acercaba comprobó cómo los hábitos de la monja era de época, al menos de hace varios siglos, no la escucha caminar, no escuchaba el pisar de aquella hermana y al llegar a su altura masculló algo a nuestra testigo, cuando Luisa se volvió a los pocos segundos de cruzarse con la religiosa esta había desaparecido sin dejar rastro en un pasillo sin posibilidades de ocultación... Luisa bajó apresuradamente las escaleras y trató de serenarse sabiendo que:” lo que había visto no era de este mundo, aquella monja era un fantasma de otro tiempo, quizás relacionado con el pasado del lugar”. Y puede que Luisa esté en lo cierto...
Charo Marín es otra de nuestras testigos, con poco miedo a hablar de su experiencia y sin dudas intrigada por lo vivido, lo suyo es un cambio de protagonista, es un giro en nuestra historia paranormal y un nuevo componente. Charo se encontraba en la sala de baile una tarde, sobre las siete y media, y “al mirar hacia arriba vi a un niño que se escondía tras uno de los muros de la barandilla, asomaba su cabecita y nuevamente al ver que yo lo estaba mirando se escondía... lo más curioso es que la parte de arriba está cerrada con llaves, nadie sube y no se permite el acceso, es más , las llaves hay que pedirlas en conserjería y las puertas son difíciles de abrir, y lo peor es que en esta zona del centro no hay niños por lo que supe perfectamente que aquel niño que parecía jugar conmigo era un fantasma”. Pero no acabó ahí el desagradable encuentro de nuestra testigos ya que en dos ocasiones más pudo volver a ver a este misterioso niño en otras dependencias del edificio:” es un niño descuidado, la cara sucia, un babi de rayas y aspecto famélico, desnutrido y con ojeras, da miedo verlo”.
José David Flores fue un paso más allá en este tipo de encuentro con el niño fantasma, una tarde de abril de 2007 se arrodilló a atarse los cordones de los zapatos y notó como alguien se le acercaba, al levantar la cabeza vio unos pequeños zapatos rotos por los laterales y un niño de aspecto famélico, casi mortecino, mirándolo, a una distancia de 20 centímetros... “no supe reaccionar, me quedé allí frío como el hielo mirándolo, aquel niño no era de este mundo, me miraba pero sus ojos estaban muertos, notaba frío a nuestro alrededor y el chico me miraba con miedo, con nostalgia, fue un choque de emociones, fue algo inenarrable, cuando fui a tocarlo se desvaneció entre mis dedos y tras eso lo primero que hice fue quedarme sentado en el suelo recuperándome del susto y tratando de marcar tu teléfono para que me dijeras si lo que había visto era real o no, si era de este mundo o no o si “simplemente” era un fantasma que quería aproximarse a nosotros”.
Manuel Campos es otros de nuestros testigos aunque lo suyo fue ,quizás, una visión de otro tiempo:
“Estaba sentado en uno de los bancos de la primera planta ,metiendo varios datos en mi PDA, de pronto sentí un cántico que se aproximaba, cada vez era más evidente y claro y cuando miré hacía mi izquierda vi como al final del pasillo se aproximaba una columna de niño que cantaba, era una canción de la guerra, con pantalones cortos, muy decrépitos... les acompañaba una monja, pero lo peor fue que eran casi transparentes, aquello no era normal, se me aceleró el corazón, creí que me iba a dar una taquicardia y nada más pasar ante mi desaparecieron... Acudí a conserjería a preguntar si había habido una visita de algún colegio de niños pequeños o algo y me dijeron que no, que por la tarde solo hay talleres y aquello me acabó de convencer que algo raro había podido vivir aquella tarde”.
Hemos podido investigar todos estos sucesos y recabar los testimonios de los afectados pero quizás lo más nos convence de este caso es que nosotros también hemos sido participes de este tipo de experiencia durante nuestra investigación. Jordi Fernández es un investigador catalán afincado en Sevilla y compañero en esta apasionante aventura, durante una de nuestras incursiones autorizadas en el edificio entró en una de las salas de la capilla, en la antigua sacristía, Jordi había sido alertado por una testigo de que había oído algo extraño en su interior y decidió ver que sucedía, una vez en el interior de la sala vio como las sillas que se guardan en ella comenzaron a moverse solas, como movidas por unas manos invisibles y malintencionadas, la puerta se cerró tras él dejándolo a oscuras y algo le susurró al oído: “marchaos ya” entre golpes que replicaban en la pared de la vieja sacristía y sillas que comenzaban a caerse sobre el investigador.
“No sé, sabes que siempre me tomo estos fenómenos con mucha calma pero aquella experiencia fue brutal, creía que no saldría vivo de aquella sala, cuando comencé a escuchar los raps (que están grabados en las grabadoras) y esa voz que me decía que nos marcháramos ya me asaltó un sentimiento de inseguridad pero lo peor fue al volverme y entre la poca luz que se filtraba en aquella sala apreciar la silueta de un ser ataviado con sotana, la cara muy marcada, muy picada y que se correspondía con la voz que había escuchado, estaba justo delante de la puerta y creí que no saldría con bien de allí... De repente aquello se desvaneció y fue cuando comencé a pedir ayuda ya que la puerta no se abría, entonces ya José David y tu acudisteis y forzasteis la puerta con todas vuestras fuerzas y se abrió y pude salir de aquel infierno”. La puerta parecía seriamente atascada, como si alguien o algo actuara sobre ella y no nos dejara abrirla, con una fuerza desmedida que hizo llenarnos de inquietud ante los gritos de mi compañero. ¿Quién impedía a Jordi salir de aquella habitación maldita? El afán por investigar que sucede allí me llevo directamente "al epicentro del fenómeno".
Al salir Jordi Fernández de aquella vieja sacristía José David Flores nos comentó que nadie quiere entrar en aquella sala ya que se oyen cosas extrañas y las sillas se mueven, incluso el viejo órgano que no encuentra hoy su ubicación ha podido ser escuchado en el interior de esta sala, y la puerta de abre y se cierra a voluntad, como si tuviera vida propia y como otras que se encuentran en el recinto sin que nada ni nadie pueda actuar sobre ella.
Es curioso como el azar o la simple casualidad se alían muchas veces en este tipo de investigaciones, mientras realizábamos la nuestra, con nuestros equipos de audio, de video, de infrarrojos, una cámara térmica cedida para ese día, detectores de presencia, trampas sónicas o nuestra última y más novedosa incorporación: detectores de barrido, así como pocas personas investigando para no alterar o viciar la investigaciones con “psicofonías” accidentales que luego no son más que simples voces de pasillo.