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Actualizado: 27 ene 2018 / 23:23 h.
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El indulto es una medida especial de gracia por la cual la autoridad competente perdona a una persona toda o parte de la pena a que había sido condenada en virtud de una sentencia firme. Según el Ministerio de Justicia, el indulto es una medida de gracia, de carácter excepcional, consistente en la remisión total o parcial de las penas de los condenados por sentencia firme, que otorga el Rey, a propuesta del Ministro de Justicia previa deliberación del Consejo de Ministros. Vemos como el indulto se aplica a personas y aquí estamos proponiendo el indulto de un hotel condenado a la pena de demolición, que es como una pena de muerte en arquitectura. Nos podemos preguntar: ¿sólo se aplica el indulto a personas? Sabemos que no, también se aplica a los toros. Cuando el toro es muy bravo puede ser indultado. Pero aquí hablamos de un edificio, un hotel: el hotel El Algarrobico en Almería.

Este hotel ha sido condenado a demolición por razones variadas y bien traídas. Ha sido un disparate total que ha durado varios años. El hotel es de un blanco casi insultante en una acantilado de Almería rodeado de un medio natural muy relevante, emergiendo del suelo con sus 40.000 metros cuadrados. Hablando un día con el arquitecto que proyectó el hotel, al que conozco desde hace muchos años y es un magnífico arquitecto, aparte de buena persona, me decía que la idea de proyecto que tenía inicialmente era de un hotel integrado en el paisaje, por el tipo de piedra a utilizar y por la presencia de vegetación, de forma que quedase más identificado con el paisaje natural donde se ubica y su impacto visual fuese menor. La situación final fue muy distinta.

El medio natural antes de la construcción del hotel era muy diferente, un matorral costero de clima seco y una playa estrecha pero linda en un entorno con un aspecto alejado de cualquier intervención humana. He paseado por esa playa, he visualizado el hotel y me he recreado en una imagen histórica del lugar antes de la construcción del mismo. Evidentemente, parece que está fehacientemente demostrado que el hotel nunca se debió construir allí, lo que ha llevado a su condena de demolición. Antes del socavamiento de la ladera para construir el hotel, allí había fauna y flora del lugar, y un paisaje costero virgen. Los ecosistemas costeros son muy frágiles y son el lugar donde aparecen actividades económicas y lúdicas que no podemos olvidar.

En Andalucía se han cometido numerosos errores en relación con el urbanismo costero. Actualmente, los procesos urbanizadores en el litoral de nuestra comunidad son mirados con mucho detalle pero sin perder de vista que, en Andalucía, la costa es un recurso natural, económico y paisajístico de primer orden. En el año 2016, el Tribunal Supremo fallaba que el hotel El Algarrobico, ubicado en el Parque Natural de Cabo de Gata, se edificó sobre terreno no urbanizable. La Junta de Andalucía recurrió anteriormente la licencia que previamente había dado para la construcción del hotel, ejerciendo su derecho a retracto, debiendo ahora inscribir los terrenos afectados en el registro para que figuren a su nombre, acto previo necesario para ejecutar la demolición determinada por el Tribunal Supremo. Tras los trámites administrativos preceptivos se decide el proceso de demolición, no ejecutado aún y sin fecha hasta donde conocemos.

¿Qué ocurre tras la demolición? Se plantea el necesario proyecto de restauración ecológica y paisajística. El coste inicial previsto es de más de siete millones de euros. El área afectada tiene una superficie a restaurar de unas 6,5 hectáreas. Pero el Hotel Algarrobico no es un Exin Castillo que quitemos de pronto, ni mucho menos. La demolición del Hotel Algarrobico implica unos 60.000 metros cúbicos de residuos, de los cuales 40.000 metros cúbicos habrán de ser trasladados a vertederos. Los siete millones de euros antes indicados se invierte en proyecto, demolición, traslado y restauración. Esto plantea varias cuestiones. Es seguro que este coste se imputará a las arcas públicas. Alguien cometió un error y pagamos todos, en una sociedad que necesita el dinero para cosas más esenciales. ¿Cuál será la huella de carbono de la demolición? ¿Es realmente necesario ejecutarla? ¿No hay alternativas más ecológicas y sociales? Entendemos que su demolición, tras el largo proceso que ha llevado a la misma y la presión ecologista y social en contra del hotel, es un resultado ajustado a derecho y esperado.

Se han indultado personas en España, ¿por qué no un hotel? Para ello habría que argumentar. Una cuestión primera, analizar el coste y si podemos afrontarlo saliendo de dinero público cuando hay otras necesidades. Otra cuestión es el impacto que genera la propia demolición. Una cuestión nada baladí es de dónde se va a sacar la tierra para rellenar el socavón dejado por el hotel demolido, recordemos que no es una construcción de juguete encima de una ladera. Esta cuestión ya la tratamos en esta tribuna en el año 2016. Ahora, tras una visita al sitio insistimos en el mismo tema, ya que estamos aún a tiempo. El coste económico y ecológico, incluida la huella de carbono, de la demolición es muy elevado y si añadimos la restauración de casi 66.000 metros cuadrados de territorio el coste se dispara; más los sobrecoste que con seguridad aparecerán. ¿Sería posible no derribar este hotel costero? ¿Sería posible dejarlo sin que la funcionalidad ecológica costera del conjunto del Parque Natural sufriera? Y surge una idea. ¿Por qué no indultamos el hotel El Algarrobico y lo dedicamos a uso social? Podría emerger una cooperativa en la zona que gestionara el hotel con lo cual bajamos el paro de la zona, que falta hace.

Cambiemos de visión, olvidemos la justa resolución de la demolición, indultemos el hotel y dediquémoslo a una funcionalidad social como es posibilitar el veraneo a los que no pueden veranear y también a actividades solidarias como, por ejemplo, traer a Almería a niños de los campamentos saharauis o bielorrusos afectados por Chernóbil, o niños sirios o subsaharianos. Todo ello evidentemente sin lucro privado. El hotel quedaría finalmente como un monumento a lo que no se debe hacer, se emplearía el dinero de la demolición y restauración en otras cosas, por ejemplo, en iniciar el proceso de generar un veraneo social para los que no se lo pueden permitir, especialmente niños y familias, y convertiríamos el mal en bien. Muchas gente descartada podría tener vacaciones todo el año en esa zona privilegiada de Andalucía, generando como importante valor añadido economía social y circular para la zona.

Desde esta tribuna, pedimos a la ministra de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, y al consejero de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, José Gregorio Fiscal López, que hablen y lleguen al acuerdo, previo trámite necesario, Consejo de Ministros del Estado y Consejo de Gobierno de Andalucía posiblemente, de indultar el hotel El Algarrobico por razones económicas (cuesta mucho la demolición), ecológicas (hay un impacto relevante en el propio acto), y sobre todo esencialmente sociales, es un desperdicio demoler algo que puede dar felicidad a mucha gente que necesita nuestra comprensión y apoyo.

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