Image
Actualizado: 15 may 2022 / 12:46 h.
Facebook Twitter WhatsApp Linkedin Copiar la URL
Enlace copiado
  • Imagen del acto de Linares. / Foto: José Ramón Checa.
    Imagen del acto de Linares. / Foto: José Ramón Checa.

Los críticos de flamenco también hacemos giras, aunque no muy largas, solo de fin de semana. Invitado por la Federación de Peñas Flamencas de Jaén, por su presidente Paco Viedma, el viernes estuve dando una conferencia en la Peña la Taranta de Linares y ayer sábado, en El Trillo de Mancha Real. Llegué anoche partido, con los pies como dos caballas agosteñas y la cintura hecha añicos –lo ideal sería llevarse uno su propio colchón–, pero contento por la labor realizada.

En Linares hablé sobre Gabriel Moreno, el gran cantaor de esa tierra, ya en el cielo y tan olvidado en la ciudad que lo vio nacer en 1941. De los cantaores más creativos y finos del siglo XX. Nada hay en Linares que recuerde al gran maestro, salvo alguna que otra foto en las peñas flamencas o tabernas. No fui a contar su vida, que es conocida, sino a reivindicar su figura y su obra, a denunciar un olvido injusto, a reñirles a los que promueven la Cultura. Es verdad que nació en la calle Guillén de esta ciudad aunque que se fue muy niño a Málaga, pero sus raíces son jiennenses.

Naquerando por tierras de Jaén
Foto: José Ramón Checa.

Su madre, La Carloitica, cantaba de escándalo, con un metal único, y Gabriel la adoraba. Me dijo un día en Sevilla, en presencia del maestro Valderrama, que cantaba por ella y para ella. Pero también me dijo que estaba dolido con Sevilla y Cádiz, donde apenas cantaba. Los organizadores de festivales consideraban que era un gitano “agachonao”,” valderramero” y “marchenero”. A Pastora Pavón le pareció siempre un “caramelo”, y Gabriel la adoraba a ella y a su hermano Tomás, a los que homenajeó en discos. Era el quinto de los Pavón, porque el cuarto fue Chocolate.

Nadie interpretó esa escuela como el de Linares, que tuvo una de las voces más bonitas del cante, y más personales. Pero además de ser seguidor de Pastora, Tomás, Marchena y Valderrama, Gabriel tenía su estilo y un timbre de voz único. Sus fandangos atarantados han quedado ahí como piezas únicas, y sus tarantas, y sus tangos (Las tejas de mi tejao), y sus bulerías tan finas. Joselete de Linares, uno de los mejores cantaores de España, cantó magistralmente sus tangos y fandangos con la buena guitarra de Fernando Contreras El Cali. Fue el mejor homenaje al maestro.

Naquerando por tierras de Jaén
Gabriel Moreno. / Carlos Díaz

Al día siguiente, ayer mismo, a Mancha Real para homenajear al señor Juan Valderrama en El Trillo, una peña de veteranos aficionados, sin jóvenes, y eso es preocupante. Pero grandes aficionados de esa tierra que casi nunca estuvo en el mapa flamenco, como es Jaén. Fue emocionante hablar de Valderrama en esa peña tan flamenca y valderramera. El Rey de Torredelcampo, el genio, tan querido en los pueblos de esa región de olivares interminables y un sol azulado que enamora.

Mereció la pena el cansancio, sufrir el colchón del hotel, por estar con tan buenos amigos como Julio Herrera, José Ramón Checa y sus padres, Paco Viedma y Joselete, y por escuchar en El Trillo al creativo Guillermo Cano con el mago Rubén Lebaniegos a la guitarra. Volveré en Julio, cuando el sol derrita los terrones.

ETIQUETAS ►