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Actualizado: 22 oct 2016 / 20:31 h.
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Hay salidas para el profesional de la comunicación en general. El periodista debe ser puro e integral. Quiero decir que tanta tecnología, blogueros de poca monta, webs, comunicados oficiales, declaraciones vacías de políticos o fuentes que no aportan nada o prácticamente nada, todo eso no nos debe llevar al olvido de la finalidad primaria del periodismo: ser contrapoder y voz de los que menos o ninguna voz tienen.

La fórmula del periodista y empresario francés del siglo XIX Émile de Girardin mediante la cual se introduce publicidad en los periódicos y a cambio pueden venderse más baratos, dañó seriamente al periodismo aunque fuera un acierto empresarial. Todavía hoy los ingresos de un medio suelen ser de 70 a 30 por ciento o de 60 a 40 a favor de la publicidad y no pocas marcas son a la vez accionistas de medios. Creo que fue Hearst quien afirmó que las noticias son eso que va entre los anuncios y el también empresario y periodista irlandés lord Northcliffe sentenció eso tan conocido de que noticia es aquello de interés general que sucede en algún lugar pero alguien no quiere que se sepa y todo lo demás es publicidad.

Sin embargo, una de las grandezas del periodismo es que, si sabes aprovecharlo, trabajas a pie de tajo, no encerrado en un despacho, ajeno al mundo. Estás dentro de lo que pasa y te vas quedando con un poso de información y formación, de experiencias claves para entender la miseria y grandeza del humano. Algo de ese poso das a conocer a los públicos pero gran parte se queda para ti. Hablar con un ministro o con un sin techo te cura de espanto y te vuelve o te debe volver humilde. En efecto, sin periodismo no hay democracia porque la gente viviría en el limbo, el periodista es un formador y un aguafiestas de quimeras o debe serlo y los públicos deben ser valientes para enfrentarse al periodismo aunque les diga algo que no les guste y los empresarios han de comprender que el periodista busca la verdad y que la realidad debe estropear reportajes intencionados. Eso les hará ganar credibilidad a todos, empresarios y periodistas, porque ambos hemos perdido tal credibilidad a los ojos de la gente, empezando por la más joven y ese es el origen de la crisis del periodismo. Si uno tiene la conciencia tranquila no debe temer a la verdad que el periodista retrate.

Cada empresa relevante debe contar con un asesor periodista con formación humanística y tecnológica, ese es el periodista integral que sigue siendo periodista, sólo que trabaja en distintas parcelas.

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