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Actualizado: 21 feb 2022 / 06:40 h.
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  • Isabel Díaz Ayuso. / EFE
    Isabel Díaz Ayuso. / EFE

El futuro de la política española parece estar en el centro-derecha, o sea, en el Partido Socialista y lo que quede del Partido Popular una vez que se calmen las aguas del caso Ayuso. A este respecto, es innegable que le han querido bajar los humos a la presidenta de la Comunidad de Madrid y lo que han hecho es darle un cohete más potente. Ahora sí que es imparable, salvo que le tengan guardado otro misil para acabar definitivamente con ella, un fenómeno social que asusta tanto a populares como a socialistas. No hay que descartar que Sánchez y Casado estén detrás del acoso a la madrileña, con el pretexto de que viene la ultraderecha. Al presidente Sánchez le interesa ir soltando lastre populista de izquierdas y si para seguir unos años más en la Moncloa tiene que acercarse a la derecha, lo hará, lo mismo que fue capaz de arrimatse a la extrema izquierda, el independentismo catalán más radical o el izquierdismo vasco, porque era la única manera que tenía de ser presidente para cuatro años. Pablo Casado está liquidado, es ya un cadáver político, con la prensa en contra, la misma que hasta ahora lo había apoyado. Y cuando la prensa abandona a un líder político, está muerto.

Ayer miles de personas se manifestaron en Génova pidiendo la dimisión de Casado y si no ocurre un milagro se tendrá que ir de la mano de Egea para no reventar del todo al partido, ahora mismo herido de muerte, precisamente cuando se había regenerado algo y mejor le iban las cosas. El problema no está solo en que Casado sea o no el líder que la derecha necesita, sino en que las bases del partido ya no lo quieren. Y como tiene recambio, Isabel Díaz Ayuso o el experimentado Feijóo –e incluso Almeida, que no quiere seguir siendo el portavoz del partido, seguramente para poder dar un paso adelante, si se encartara, en el futuro congreso nacional–, le queda menos aliento que a una gallina pisada. Casado no está sabiendo gestionar esta crisis y le falta talla política para cerrarla. No parece que pueda aguantar hasta el congreso, cuatro meses, salvo que haya uno extraordinario por la presión de los barones, luego habrá reventón. El primero en caer será Teodoro García Egea, el secretario general, que puede caer esta misma semana. Esto calmaría a los barones y a las bases del partido, lo que le daría oxígeno a Casado. A lo mejor, el que necesita para convencerse de que, si sigue al frente del partido, se tendrá que entender tarde o temprano con Vox. O con Sánchez, claro. No hay otra.