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Actualizado: 23 jul 2020 / 17:13 h.
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  • Boris Johnson. / EFE
    Boris Johnson. / EFE

Al cumplirse un año de la llegada de Boris Johnson a Downing Street, ha quedado claro que el populismo tiene un recorrido muy limitado en las sociedades modernas. Si bien es cierto que los mensajes populistas son fáciles de asumir, atractivos y prometedores entre los que más hastiados están de la situación actual, también es cierto que los políticos que avanzan con estos mensajes como combustible político, se quedan a medio camino.

La popularidad de Johnson ha caído en picado. Según las encuestas, perdería las elecciones si se produjeran ahora. Como es lógico, la popularidad del líder laborista, Keir Starmer, crece con la misma rapidez y en sentido inverso a la del primer ministro británico.

Boris llegó a Downing Street porque los votantes le concedieron la confianza absoluta para llevar a término el Brexit. Y así fue en Enero aunque falta mucho para que las relaciones futuras entre Europa y el Reino Unido estén claras. La Covid-19 ha paralizado en buena medida las conversaciones entre las partes; y Boris Johnson está tan agotado políticamente que apenas se deja ver.

Hay que seguir esperando para saber cómo termina esta opereta en la que se ha convertido el Brexit. Y habrá que esperar para saber si Johnson aguanta o tira la toalla dado que las ideas le han abandonado.

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