En países como Vietnam o la India se lucha de forma agónica contra variantes del SARS-CoV-2. Allí, como en gran parte del planeta, la pandemia sigue fuera de control y es necesario que las medidas que se han tomado en los países más desarrollados se puedan adoptar en los países más pobres. De nada servirá que se vacune al total de la población de occidente si ese remedio no llega al resto de los países. El coronavirus podría mutar haciendo inservibles las vacunas y colocaría a la Humanidad en la casilla de salida.
Es imprescindible que se refuercen los sistemas sanitarios en todos los países del mundo. Tanto como financiar la creación de estos en los de los países menos desarrollados. Lo que representa un peligro para un país lo es para el planeta entero. Desde que el mundo es un territorio global, cualquier cosa afecta a todos.
Occidente cometería un error irreparable si sigue atendiendo a sus propias necesidades, sin mirar a derecha o izquierda; es decir, sin hacerse cargo de los problemas de los demás. Depende de ello que la estabilidad mundial se conserve como el tesoro que representa. Todo depende de todos. Todos dependemos de todos.