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Actualizado: 15 oct 2020 / 16:21 h.
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  • Fotografía: EFE
    Fotografía: EFE

El paso atrás que se daría en la democracia española con la Reforma del Poder Judicial propuesta por PSOE y Unidas Podemos, es inmenso y puede llegar a ser catastrófico. En realidad, se trata de una cacicada muy del estilo de Nicolás Maduro que permite la renovación de CGPJ con mayoría simple en lugar de la mayoría cualificada de tres quintas partes necesaria actualmente.

Si bien es cierto que el PP no ha querido renovar el CGPJ y ha generado una anomalía inaceptable, la Proposición de Ley para la Reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial, llega en un momento nefasto ya que el SARS-CoV-2 hace estragos en España y en el resto de Europa. Es solo otro motivo de disputa y degradación de la democracia española que sufre, día tras día, los efectos de una clase política incapaz. Querer arreglar un asunto con tanta premura y por las bravas no es el mejor camino. No podemos olvidar que se trata de conservar intacta la separación de poderes en España y eso son palabras mayores. Si sale adelante esa ley se acabó el consenso y los acuerdos transversales entre partidos políticos en lo que se refiere a las renovaciones de los órganos judiciales. Sería mejor dedicar todos los esfuerzos a combatir la pandemia que sufrimos.

No son nuevas estas actitudes políticas tan lamentables. El PSOE ya bloqueó, en su momento, la sustitución de varios miembros del Tribunal Constitucional, un estamento al que llegará sin remedio esta proposición de ley en caso de que se apruebe en el Congreso de los Diputados.

Dada la tormenta perfecta en la que se ha convertido la política española no es raro que estas situaciones se produzcan. Malos políticos que temen perder posiciones en las urnas saben hacer poca cosa ante situaciones de extrema importancia.

Este movimiento del Gobierno de Sánchez podría resultar muy peligroso para la democracia española, para el Estado de derecho en el que los españoles se desenvuelven mejor que nunca antes en la historia de España. Sánchez y, especialmente, Iglesias parecen decididos a acabar con una forma de vida para implantar modelos que en Europa ya no tienen hueco. Es imprescindible que PP y PSOE se sienten a dialogar y, así, evitar que las ideas radicales de Pablo Iglesias conviertan a España en un país de tercera.