Si España es un país que se sostiene gracias al turismo, las ciudades de todo el territorio nacional deberían estar especialmente bien cuidadas. Ahora, en esta época tan dura y correosa que nos toca vivir, ahora que hemos descubierto que la dependencia del turismo es un enorme problema puesto que no tenemos un recambio en caso de fallo total como ha ocurrido, la atención que se debe prestar a la limpieza, a la seguridad, a la calidad de los servicios esenciales o a la oferta cultural y gastronómica, debe ser extraordinaria.
Solo volverán los turistas a España si la Covid-19 deja de castigar con esta fuerza inusitada y si la relación calidad precio de nuestras ofertas turísticas con adecuadas.
No puede ser que lugares tan preciosos como es el Paseo Marítimo de Isla Canela luzca dejado, sin cuidar, parece mentira que una ciudad que ha sido señalada como ejemplo de sostenibilidad no esté siendo cuidada como merece. Isla Canela pertenece a Ayamonte y es un lugar fronterizo con Portugal, razón por la que fijamos la atención. Portugal ofrece al turismo lugares preciosos, gastronomía de enorme calidad y unos escenarios cuidados hasta el extremo. Así es imposible que funcione el turismo.
Los políticos tienen la obligación de cuidar de nuestro patrimonio, de lo que somos. España en general, y Andalucía en particular, atesoran unas tradiciones únicas e irrepetibles en el resto del mundo, una gastronomía fuera de serie, la simpatía y la formidable acogida que el español dispensa al extranjero, las mejores playas del mundo y un patrimonio artístico envidiable. Es necesario un cuidado extremo de nuestras ciudades, la puesta en marcha de políticas que promuevan programas atractivos y ayudas a las entidades que se encuentran en serio peligro. Los políticos deben pensar más en el bien común que en el suyo propio.