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Actualizado: 15 abr 2022 / 15:36 h.
  • La Vera Cruz llena de verde esperanza el Jueves Santo guadalcanalense
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  • La Vera Cruz llena de verde esperanza el Jueves Santo guadalcanalense
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La Semana Santa de este año, además de la del reencuentro, o regreso, está siendo la de la esperanza. La esperanza en una vida plena de salud. La esperanza en un “hasta el año que viene” que sea realmente así. Y la esperanza suele vestirse de verde, al igual que cada año de verde se viste Guadalcanal en su Jueves Santo.

Antesala de la mágica madrugá, la tarde del Jueves en Guadalcanal no desmerece, ni mucho menos, la atención de propios y extraños. Y eso lo sabe no solo el pueblo entero, sino tantos y tantos desplazados de otras localidades de alrededor que copan la Plaza de España. Se apostaba por una afluencia masiva de personas y el cofrade no defraudó. Este año media hora antes de lo acostumbrado, el cortejo se ponía en la calle. Cruz de guía majestuosa y desfile de nazarenos de túnica verde y capa y antifaz de color negro. Hermandad que luce de día lo mismo que de noche, Vera Cruz volvió a encandilar a los presentes desde el momento mismo en que se abrieron las puertas de Sta. María de la Asunción, a eso de las 19:30 h, hasta que el palio entró en el templo al filo de la medianoche.

Una salida con arte

Con la ya conocida maniobra que requiere pericia, experiencia y habilidad a partes iguales, el paso del Stmo. Cristo Amarrado a la Columna salvó el dintel de la puerta de la iglesia y regresó a ese bendito lugar lleno de aroma a azahar, cera e incienso. Talla del insigne Castillo Lastrucci, la venerada imagen de este cristo volvió a lucir ante su gente en un nuevo Jueves Santo que esta vez, a diferencia de lo que sucedió en 2019 no tendría la premura del agua. Este Jueves Santo era para disfrutar sin sobresaltos. Lucía el señor cordón de salida, en oro fino enriquecido con pedrería, y potencias conmemorativas del LXXV de su hechura. Para la ocasión, ponía los sones tras de él la Banda de Nuestra Señora del Mayor Dolor de Albacete, que tras la levantá y la colocación de la patas iniciaba la estación de penitencia con Salve Madre y Bendición.

La belleza de Vera Cruz

Tras ese baño inicial el misterio daba paso a la salida de la Virgen de la Cruz. Su rostro sereno aprovechando las últimas horas de la tarde no pudo, sino, levantar pasiones a su paso. Salida de la misma gubia que el Stmo. Cristo Amarrado a la Columna, y con la imagen de Ntra. Sra. de Guaditoca, patrona de Guadalcanal en el techo de su palio, la Virgen de la Cruz hacía su primera levantá al cielo elevándose sobre los adoquines de la Plaza de España y haciendo temblar a más de un corazón al son de bambalinas. Lucía para este Jueves Santo la saya del LXXV aniversario donada y diseñada por su vestidor y a la vez Hermano Mayor de la corporación del Jueves Santo, Miguel Ángel León Morán. Portada, además, la corona de salida de plata sobre dorada, alhajas de su ajuar y algunas cedidas por hermanos y devotos. Y con su andar sencillo puso rumbo a otra inolvidable tarde del Jueves Santo. Para hacerla aún más inmensa contó con los sones de otra banda debutante en Guadalcanal, la Municipal de Zafra (Badajoz) que realizó no solo una salida, sino toda una estación de penitencia inconmensurable.

Modificación del recorrido

Aparte de las novedades y estrenos que cada año pone en la calle la hermandad, otro de los aspectos destacable de este Jueves Santo estuvo precisamente ahí, en la calle. Y es que varió sustancialmente su recorrido, haciéndolo algo más corto y recuperando calles por las que hacía tiempo que no pasaba. Así, se volvió a repetir el paso por Milagros, algo que ya ocurriera, por obras en López de Ayala, en el año 2018. Desde allí se enlazó con Andrés Mirón y su continuación con Tres Cruces para revirar después a Pozo Rico. Esta vez, en lugar de continuar por Ntra. Sra. de Guaditoca y desembocar en la Plaza Cristo de las Aguas, viró por Antonio Machado. Aquí volvió a vivirse otra de esas instantáneas para el recuerdo. Ya no solo por la maravillosa revirá que supuso adentrarse en esta calle, sino también por las propias peculiaridades de la misma, su estrechez, que hacía que la gente rozara desde la acera los respiraderos, y por el manto de la noche que ya cubría Guadalcanal a esa hora. Recordaba también a aquellos años en los que el cortejo volvía de Santa Ana y alargaba su recorrido por esta misma calle, pero en sentido contrario, para buscar La Concepción.

Ya de recogía, se adentró en Dr. Antonio Porras y Mesones, buscando el encanto único que ni el paso de los años puede borrar y que no es otro que su paso por Herrería. Regresaban de esa manera al templo dos pasos y dos cuadrillas de esas que erizan el bello con su solo caminar. De esas que parecen eternas y que hacen que se pare el tiempo. De esas que llenan cada Jueves Santo de verde esperanza.