Facebook Twitter WhatsApp Linkedin Copiar la URL
Enlace copiado
Actualizado: 03 ene 2017 / 13:33 h.
  • «Podíamos haber vivido un Sevilla Arena»
    Estado en el que quedó el espacio habilitado para guardarropa. / El Correo
  • «Podíamos haber vivido un Sevilla Arena»
    Estado en el que quedó el espacio habilitado para guardarropa. / El Correo

«Menos mal que no se llegó a liar, porque podíamos haber vivido un Sevilla Arena». Son las palabras de Manuel Jesús Rastrero, uno de los más de 3.000 asistentes a la fiesta de fin de año El Templo, organizada en la Hacienda Azahares de Espartinas por la empresa Todo Eventos Spain S.L. y en la que se vivió un absoluto caos por «graves deficiencias» en la seguridad que derivaron en avalanchas, destrozos y robos que ya están siendo denunciados ante las autoridades competentes. Incluso el Ayuntamiento espartinero ha anunciado que va a llevar a cabo un «esclarecimiento sobre lo acontecido» en el desarrollo del cotillón «para depurar posibles responsabilidades a que hubiera lugar» mientras la empresa organizadora está ilocalizable.

Según relata Manuel Jesús, que adquirió la entrada a un precio de 42 euros a través de un relaciones públicas, la desorganización «se veía venir cuando, al llegar, nos encontramos con que solo había seis personas de seguridad para todos los que éramos». Esto provocó que el acceso apenas fuese controlado y no se pidieron identificaciones, por lo que no se descarta que se hubiese permitido la entrada de menores en la sala. Poco después, las largas colas y los embotellamientos en los accesos a las diferentes salas –incluida la VIP, en la que teóricamente se evitaban las esperas para pedir– se convirtieron en la tónica general de una noche en la que muchos ni siquiera pudieron pedir una copa.

«Lo nunca visto, te hacían guardar una cola para pedir vasos, que después había que llevar a las barras en las que apenas había cuatro o cinco camareros», señala Iván, otro de los afectados, que adquirió la entrada, en su caso, a través de El Corte Inglés. En esas filas se vivieron momentos de auténtico «miedo» en los que el escaso personal de seguridad tuvo que intervenir para «sacar a chicas que se estaban asfixiando porque las aplastaban».

Uno de los instantes más desagradables que recuerdan los asistentes fue el momento de recoger las pertenencias en el guardarropa: «La gente empezó a empujar desde atrás y el mostrador cedió, por lo que los abrigos se desparramaron por el suelo y muchas de nuestras pertenencias se perdieron o fueron robadas», lamenta Iván, que perdió su chaquetón y 30 euros que en él llevaba, lo que le ha llevado a ponerse en contacto con otros cientos de asistentes que se han organizado para denunciar la desaparición de móviles, carteras, llaves de coches o prendas de abrigo, entre otros.

Manuel Jesús es uno de los que se ha echado el peso de las reclamaciones a la espalda a través de las redes sociales, y asegura que este martes van a llevar ante la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) casi un millar de denuncias, aparte de las «30 o 40 que también pondremos ante la Policía Local de Espartinas».

Ante la falta de respuesta de Todo Eventos Spain S.L. –entidad malagueña que no cuenta con página web y en cuyas redes sociales ha desaparecido cualquier relación con la organización de la fiesta–, para Manuel Jesús «lo de menos es la devolución del dinero. Lo que queremos realmente es que esto se conozca y que la empresa no pueda volver a organizar un evento de este tipo». Y es que el joven afirma que ha recibido llamadas desde otras provincias andaluzas en las que también se han detectado irregularidades en cotillones a cargo de Todo Eventos Spain S.L.

Otra de las principales perjudicadas en este asunto ha sido la Hacienda Azahares, que en su página de Facebook decía sentirse «herida» porque se les aseguró que «era una empresa seria y profesional con gran experiencia, pero no ha resultado ser así, ya que el salón está destrozado, estamos desmoralizados, entristecidos y agotados».

Mientras tanto, se ha habilitado una petición en Change.org que ya cuenta con más de 1.300 firmas, a través de la que muchos muestran su indignación por lo sucedido y exigen, al menos, la devolución de unas entradas por las que algunos llegaron a pagar más de 50 euros.