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Actualizado: 15 jul 2017 / 21:15 h.
  • Trabajadores, el día del incendio, atienden a las palabras de los responsables de la firma. / José Luis Montero
    Trabajadores, el día del incendio, atienden a las palabras de los responsables de la firma. / José Luis Montero

Eran las tres de la tarde de tal día como hoy, hace ahora un año, cuando «las altas temperaturas, las fuertes rachas de viento y la presencia de materiales almacenados» (según el informe pericial) sirvieron de combustible para reducir a cenizas la fábrica de Ybarra en la carretera de Isla Menor, en Dos Hermanas. Un fuego que consumía en pocos minutos todo el material y avivaba la preocupación de una plantilla (formada por unas 200 personas) que acudieron hasta su centro de trabajo alarmados por la columna de humo negro que se dejaba divisar desde varios kilómetros de distancia.

Doce meses después de aquel día se puede decir que Ybarra es «ejemplo» de empresa que ha sabido gestionar el problema laboral que se sobrevino sin preaviso, coinciden en subrayar el presidente del comité de empresa, Manuel García Torres, y el secretario general de UGT Fica Sevilla, José Berjano. Una opinión que se refuerza si se echa la vista atrás y se analiza «el castigo que ha vivido la industria en Sevilla durante la crisis». Son muchas las factorías agroalimentarias que han sucumbido en ese tiempo: Saimaza, Puleva, Danone... «Y si se tiene en cuenta el empleo de calidad que genera el sector agroalimentario, por supuesto que Ybarra es un ejemplo a seguir porque ha resurgido de sus propias cenizas», recalca Berjano, quien insiste en que «sin industria no hay futuro».

Aquel fatídico sábado a todos les vino el mismo pensamiento: «¿Y el lunes qué?». Se habían quedado sin su oficina. La firma agroalimentaria actuó rápido, y apenas 24 horas después de las llamas, se reunía con el comité de empresa y la plantilla, formada por fijos y eventuales, para analizar la situación. Ante la incertidumbre, la compañía decidió dar vacaciones a sus trabajadores mientras gestionaba el problema laboral.

Con el terreno todavía caliente, Ybarra ya pensaba en la nueva fábrica y en que en ella celebraría su 175 aniversario. Y así lo hará este mes de diciembre «con los trabajadores de siempre», deseaba el director general del grupo, Francisco Vigueras. Ni uno menos.

Pero las vacaciones no podían eternizarse. Tocaba sentarse con los sindicatos y diseñar un plan. Echaron mano de hemeroteca y allí estaba la tragedia de Campofrío como ejemplo. El primer planteamiento era aprobar un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) para toda la plantilla.

Sin embargo, tanto UGT como CCOO insistieron desde un primer momento en que el expediente afectase al menor número de personas posibles. Y la realidad es que Ybarra necesitaba conseguir alianzas con otros productores de salsas para poder atender los pedidos de sus clientes. La firma alcanzó un acuerdo con Deoleo y una compañía portuguesa, a donde parte de la plantilla, tanto fijos como eventuales, ha estado trasladada durante estos meses.

Tras dos meses de negociaciones, el acuerdo entre empresa y sindicatos llegaba rozando el final del verano. Un acuerdo calificado de «muy satisfactorio» por ambas partes y que recogía un ERTE, al que están acogidas 65 personas, apunta fuentes de compañía. Los otros 111 están en activo, la gran mayoría recolocados en otros centros de producción.

Uno de los puntos más relevantes del acuerdo es el compromiso adquirido por Ybarra de incorporar como personal indefinido a las 72 personas que trabajaban como eventuales. Además, la compañía asumía el pago del complemento al desempleo sin apoyo de la administración, circunstancia que no se dio en el caso de Campofrío, ya que contó con la subvención de la Junta de Castilla y León.

Por último, la firma marcaba en su hoja de ruta labora un plan de formación para los trabajadores, con el objetivo de que los empleados adaptaron sus conocimientos a los nuevos procesos y maquinarias, mucho más modernas. Según García Torres, algunos trabajadores empezaron en junio dicha formación, por lo que Ybarra ha cumplido «al 100 por cien» con todos los compromisos adquiridos con los trabajadores.

Ahora, solo queda esperar a diciembre, momento en el que la plantilla se reincorporará paulatinamente, conforme se vayan abriendo líneas de producción. Los trabajadores lo esperan con ganas, sobre todo los reubicados, que ya tienen ganas de volver a trabajar cerca de casa.