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Actualizado: 28 nov 2017 / 23:05 h.
  • El valor de las casualidades
    Paco Candela, Ecos del Rocío, Álex Ortiz o Marta Quintero son algunos de los artistas que actuarán en el acto musical. / Imágenes cedidas por Senador
  • El valor de las casualidades
    Pablo Domínguez y Mercedes Antúnez.

Decía Alphonse de Lamartine que «la casualidad nos da casi siempre lo que nunca se nos hubiere ocurrido pedir». Muchos dirán que las casualidades no existen, pero es cierto que hay cosas que pasan porque sí. A la asociación Mater et Magistra nunca se le había ocurrido pedir u organizar una gran gala benéfica con artistas de primer nivel. De hecho, nunca lo pidió. Pero el destino quiso un día que la vida de Pablo Domínguez se cruzara con la realidad que se vive día a día en Mater.

Pablo es el gerente de la discográfica Senador, uno de los estudios de grabación más importantes de Andalucía que ha impulsado a la fama a grupos y artistas de la tierra y de la talla de No me pises que llevo chanclas, Ecos del Rocío o Paco Candela. Una buena mañana visitó con su mujer, Pilar, las instalaciones de Mater y la experiencia le dejó una huella en lo más profundo de su ser. Y aquí llega, otra vez, la casualidad: Mater et Magistra y Senador son de la misma quinta. Ambos vienen a cumplir 35 años en funcionamiento.

«En un momento determinado se me ocurre que en vez de hacer una fiesta por el aniversario de la empresa es mejor aunar esfuerzos y conseguir una gala benéfica y hacer que los beneficios fueran a parar a esta entidad», explica Pablo. Así surge la idea del concierto benéfico que se celebrará el próximo 7 de diciembre en Fibes y cuya recaudación irá a parar a Mater et Magistra, una asociación que «trabaja con, por y para las personas con capacidades diferentes y sus familias», indica su presidenta, Mercedes Antúnez.

Mercedes lleva muchos años en Mater. Ha recibido multitud de visitas –como las de Pablo– de las que ha escuchado en numerosas ocasiones que iban a hacer algo para ayudar a Mater. Pero, por desgracia, nunca llegaron a materializarse. «Nos pusimos contentos de pensar realmente que lo que Pablo nos había dicho cuando compartió con nosotros una mañana era verdad, que estaban dispuestos a ayudarnos y lo habían hecho enseguida», señala Mercedes, que añade que el equipo de Senador «iba a hacer realidad lo que nos dijo cuando estuvo aquí».

El propio Pablo cuenta que él nunca ha pedido nada a nadie. «Si he tenido dinero para grabar tres discos, he grabado tres discos. Si he tenido dinero para grabar diez discos he grabado diez discos» cuenta orgulloso de su trabajo al frente de Senador. Pero sabe que esto no se trata de su estudio. Ahora Senador no es protagonista, sino una simple pero importante herramienta para hacer una importante labor. «Nunca he pedido nada, pero hoy sí estoy pidiendo para este acto», añade.

Lo que Pablo pide no es un imposible ni una quimera. El concierto que ha organizado Senador para recaudar fondos a favor de Mater et Magistra presenta un cartel de primera. «El cartel es muy apetitoso», advierte Pablo, quien asegura que todos los artistas que participan lo hacen «desinteresadamente». Marta Quintero, Paco Candela, Ecos del Rocío, Medina Azahara, No me pises que llevo chanclas, Álex Ortiz, el coro de la hermandad del Rocío de Sevilla... «La gente se lo va a pasar muy bien», augura Pablo.

Y es que la música es el cordón umbilical que unen a Senador y Mater et Magistra. Si bien la música es «un vehículo cultural», como afirma Pablo, también es una herramienta para los usuarios de Mater. «A través de la música nos comunican muchas cosas, nos expresan cosas como la música que les gusta o el momento en que quiere escucharla», explica Mercedes, quien incide en que la música es «diversión, un método de aprendizaje, una manera de compartir y comunicar» para esas personas que, si bien presentan ciertas discapacidades funcionales, poseen una gran capacidad de amar, sonreír y demostrar la fuerza con la que afrontan la vida día a día.

Lo que hace 35 años nacía como un capricho –el propio Pablo afirma que fundó Senador porque «trabajaba en una discográfica nacional y no les gustaba las marchas de Semana Santa, ni las sevillanas, ni los pasodobles taurinos y a mí sí»–, hoy se convierte en una excusa para que Sevilla demuestre que su cultura musical, lejos de los tópicos, sirve para llevar a cabo una importante labor social. Nunca antes una casualidad había dado para tanto.