La Cata, el rincón de los vinos de Abraham

Cuenta la historia que allá por el siglo XVI, en El Arenal de Sevilla, a los pies de la mismísima Torre del Oro, se daba cita lo peorcito de la ciudad. Coincidiendo con la zona de desembarco de mercancías, bandidos y delincuentes merodeaban a la espera de cualquier descuido para poder robar algo que le sirviera para llenarse el estómago, valiéndose de la locura del trasiego de la gente. En aquellos años, los comerciantes, mediante un batiburrillo de lenguas extranjeras se esforzaban por hacerse entender en unos descampados que aglutinaban buena parte de las riquezas que llegaban de las Américas. Y ahí estaba el negocio.

Pasados los años, esta zona de Sevilla ha evolucionado convirtiéndose en el corazón de una ciudad viva, elitista y tremendamente activa. Aquí se siguen hablando distintas lenguas como epicentro turístico que es. Ahora, el Teatro de la Maestranza vigila atento la vida de sus vecinos. El comercio sigue activo como hace siglos y la gastronomía ha adquirido un papel protagonista. Es aquí donde entra en juego “La Cata”, el lugar donde estuve comiendo hoy y de donde salí gratamente sorprendido. Lejos del concepto de abacería más clásico que se estilaba por estos lares antaño, Abraham ha abierto un restaurante con una propuesta gastronómica sencilla a la vez que ambiciosa, cosa que se agradece. Lugar de cita obligada después de los espectáculos del Maestranza para los aficionados al género que toque ese día, aquí podemos encontrar, desde el tradicional menudo o las espinacas con garbanzos que nos trasladan hasta la cocina de nuestras abuelas, hasta el atún rojo, el carpaccio de angus o unas exquisitas ostras. Todo sabiamente aderezado con una carta de vinos con setenta y dos referencias. Sí, sí, han leído bien. Setenta y dos referencias de vinos de toda España. El ambiente del lugar es luminoso, agradable y acogedor. La madera es la protagonista que lucha contra el corcho por el protagonismo de la sala y, créanme, se asocian a la perfección. A esto, le sumamos la asesoría del gran Abraham que le acompañará durante toda la experiencia en “La Cata” y ya tenemos un producto redondo para disfrutar en la calle Pavía. ¿Habrá en el mundo una calle con un nombre más gastronómico?

De esta visita me llevo, además de una buena experiencia gastronómica que repetiré, la noticia de la celebración, del 27 de febrero al 4 de marzo, de la semana de los vinos andaluces. Magnífica excusa para hacerles una visita, ¿no creen?