Imposible pasear o sentarse a tomar el fresco en verano. Mucho menos ir con los nietos en bici o echar un rato de juegos. Si pasan cerca, avisan los vecinos, hay que tener cuidado porque «nos puede arrollar un coche que esté aparcando». Aunque parezca mentira, esta plaza de Triana se ha convertido en un auténtico parking en superficie, donde los vecinos han sido reemplazados por vehículos que estacionan a sus anchas y por grupos de gorrillas que controlan y se reparten cada palmo. «Aquí no hay plaza, sino un garaje en todas las de la ley», denuncian enfadados los vecinos de Ronda de Tejares.
Cuentan que esta de los Hermanos Cruz Solís era «una plaza preciosa, con sus baldosas y sus bancos de material a dos caras, para sentarse a un lado y a otro». Los más mayores recuerdan cómo, al principio, han llegado a hacer buen uso de ella: «Solíamos venir con los nietos en bici o a pasear».
Sin embargo, esta idílica imagen de zona de esparcimiento duró poco. Poco a poco los coches fueron tomando el salón de la plaza y con ello llegaron los primeros inquilinos: los gorrillas o aparcacoches ilegales. «Al principio, fueron unos, luego, pasaron otros y ahora están repartidos por todas partes. Se ven que cada uno tiene su parcela», describen los vecinos, que además explican que la situación trajo consigo problemas de limpieza, de seguridad y de convivencia para todo el barrio. «Los bancos están siempre llenos de restos de comida, envases de bebidas y porquerías».
De igual manera llegaron los primeros sobresaltos. «Se peleaban entre ellos. Era tremendo. Un horror... Al estar todo el día en la calle, hacían sus necesidades donde le pillaban y la suciedad es tremenda y, ahora con el calor, el pestazo es de miedo», prosiguen con sus quejas los residentes de la zona, que recuerdan que estos gorrillas han llegado a instalar aquí su cuartel general, con hospedaje incluso de noche. «Había un coche abandonado y los guardacoches se quedaban ahí todas las noches».