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Actualizado: 02 sep 2022 / 04:00 h.
  • Lo que no sabías de la Torre del Oro

La Torre del Oro es una torre albarrana junto al Guadalquivir y la Plaza de Toros de Sevilla, mide 36 metros de altura y se llama así no por que contuviera era oro de América sino por unos azulejos dorados que en su cúpula, tan del gusto musulmán, que se veía desde muy lejos indicando, como un faro, la llegada a Sevilla cuando le daba el sol.

Se llamaba “Bury al-dahab” o “Borg al Azahar”, en el 2005 se dio con que el origen del brillo podía ser la mezcla del mortero y la cal más que de los azulejos, pero la leyenda que nos creemos los sevillanos es la primera.

Fue construida entre 1220 y 1221 por encargo del gobernador almohade de Sevilla, Abù l-Ulà. Sus cuerpos son dodecagonales, el segundo mandado construir por Pedro I “El Cruel” en el siglo XIV. El último cuerpo, el superior, es cilíndrico y rematado en cúpula data del año 1760 obra del ingeniero militar Sebastián Van der Borcht, quién también realizó la Fábrica de Tabacos.

En su interior hay un museo, puede que uno de los más pequeños del mundo, Museo Naval de Sevilla. Frente a ella estaba su hermana, la llamada Torre de la Plata y unía ambas orillas con una cadena que impedía el paso de los barcos, hasta la Torre de la Fortaleza, que ya no existe, al otro lado del río, en Triana.

Fue usada como prisión y quedó muy mal parada con el terremoto de 1755 de Lisboa.

Hubo un caballero, el marqués de Monte Real, que tenía pocas luces y propuso que se demoliera y ensanchar el paseo. La gente de Sevilla casi lo mata..., y tuvo que intervenir el rey.

Se restauró en 1760 y se reforzó su estructura propuso su demolición para ensanchar el paseo de coches de caballos y hacer más recto el acceso al puente de Triana; sin embargo, ese proyecto no llegó a realizarse por la oposición del pueblo de Sevilla, que llegaron a anunciárselo al rey, quien intervino a favor de la Torre como elemento familiar para los sevillanos.

En 1898 los revolucionarios también quisieron destruirla pero finalmente, otra vez los sevillanos, la salvaron, y fue restaurada en 1900 por el ingeniero Carlos Halcón. Desde 1936 es Museo Marítimo y ha tenido muchas restauraciones que dan ahora un aspecto tan lustroso.