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Actualizado: 17 dic 2019 / 13:07 h.
  • Mi calle es «el trastero» del barrio

Que no sea una calle principal no es óbice para que «se deje de la mano de Dios». Mucho menos cuando, como cuentan los vecinos, se ha cursado una queja colectiva al Ayuntamiento de Sevilla en la que se alerta del «abandono» y de la «inseguridad» que padecen de un tiempo a esta parte. «Nos tienen más que olvidados. Mi calle es el trastero del barrio, donde se mete y esconde todo lo que nadie quiere y, para colmo, tiene siempre obras, botellonas y cargas y descargas a unas horas que ocasionan molestias», lamentan desesperados los residentes de la calle Virgen del Monte, en paralelo a la avenida de República Argentina, en el barrio de Los Remedios.

En un escrito con firmas adjuntas de vecinos y remitido al distrito municipal, los afectados de la calle Virgen del Monte, sobre todo del tramo comprendido entre las calles Miño y Arcos, enumeran su particular calvario de suciedad, ruidos, polvo y algún que otro altercado tras reprender a los jóvenes que se refugian en estas aceras para «beber litronas, hacer botellona o fumar sustancias legales e ilegales».

Mi calle es «el trastero» del barrio

Los barrenderos, «una vez cada 15 días»

En cuanto a la limpieza, señalan que la situación «dista mucho de lo que se considera una calle limpia» pese «a las diferentes llamadas y solicitudes por escrito que se han hecho a Lipasam». Entre los motivos resaltan la «escasa» frecuencia de paso de los barrenderos, «que puede ser una vez cada 15 días»; la «nula» periodicidad del camión de baldeo «durante meses, exceptuando la semana de Feria»; el paso «testimonial» de los trabajadores con los equipos de aire o de los camiones de agua y aspiración. A ello se suma, indican, la reducción de tres a una papelera en la calle por «diversos actos vandálicos» y «las pintadas o grafittis» que cubren las paredes.

La situación, no obstante, se ha visto agravada en los últimos meses con las «interminables obras del edificio Insur». Ello provoca diariamente «aumento de polvo y ruidos por encima de lo permitido en una zona residencial». Y es que hay vecinos que han llegado a tomar mediciones.

Mi calle es «el trastero» del barrio

Gritos, carreras y roturas de botellas

Igualmente añaden otro factor que contribuye a esta alteración de la convivencia en Virgen del Monte. «La presencia de jóvenes, en muchos casos menores de edad, que se reúnen en este tramo para beber litronas, hacer botellonas, comer pipas, fumar sustancias legales e ilegales, o comer pizzas o hamburguesas de los restaurantes de República Argentina; dejando las cajas, vasos, plásticos e incluso restos de comida esparcidas por la calle».

Por último, ponen también la lupa en el incivismo de los dueños de los perros, «con el consiguiente aumento de los excrementos y de las esquinas, puertas y coches llenas de restos de orines»; así como en la «mala costumbre» de determinados negocios que «limpian con mangueras en medio de la calle sus cubos de basura, quedando en muchas ocasiones restos de comida y de basura frente a las casas».

Otro de los problemas son los decibelios. La estructura de la calle, de una estrechez pronunciada, «amplifica» el ruido e «interfiere en el descanso» de los residentes, dicen, «pese al doble acristalamiento» de ventanas y demás huecos de las viviendas. «El paso de camiones de carga y descarga se produce a unas horas que ocasiona molestias a los vecinos. También la apertura de las persianas y la recepción de mercancías a las siete de la mañana, así como el cierre de las mismas junto con las conversaciones de los trabajadores que salen por la trasera de los restaurantes entre la una y una y media de la madrugada». Ruidos que aumentan con «los gritos, carreras y roturas de botellas» de la movida nocturna que merodea por toda la calle.

Mi calle es «el trastero» del barrio

Eternas obras y cubas

Por último, exponen las consecuencias de las continuas reformas del edificio Insur. «Llevamos meses soportando todo lo que ésta genera y hemos expuesto anteriormente en cuanto a ruidos y suciedad, pero la situación ha empeorado con las obras de mejora de un hotel, por su envergadura, ocupación de la vía (con cubas que llevan más de seis meses en los aparcamientos de la calle) y cortes de tráfico rodado».

En este sentido, afirman que «entienden que tienen sus licencias, pero que también que cuando incumplan la normativa, han de ser sancionados». Como ejemplo, ponen el tema de las cubas de obras: «Llevan tres [cubas] en nuestra calle más de seis meses, sin ser retiradas por la noche ni los fines de semana. Ante las continuas llamadas a la Policía para denunciarlo, no hemos obtenido respuesta o no había medios disponibles, o si llamábamos en fin de semana, nos derivaban al distrito el lunes, y cuando lo hacíamos, nos decían que deberíamos llamar en fin de semana...»

Ante todo ello, estos vecinos de Los Remedios exigen al gobierno de la ciudad «mayor atención» para esta calle y sus residentes, con «más presencia policial» para evitar incumplimientos de las normas básicas de convivencia y garantizar «la habitabilidad» de una calle secundaria pero residencial del barrio.

«Entendemos que se dan muchas situaciones en las que la presencia policial se hace necesaria para disuadir, informar y sancionar determinados comportamientos», concluyen en su escrito estos sevillanos afectados, que reclaman igualmente una remodelación de los aparcamientos en la vía pública con preferencia para residentes frente a la carga y descarga y las zonas reservadas para motos.