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Actualizado: 26 may 2023 / 04:00 h.
  • ¿Qué decía el azulejo cubierto de Susona?

Es una de las historias más conocidas de la ciudad y más recurrentes cuando de leyendas se habla, pero hace ya unos años que no se puede leer la historia que esta desdichada joven. ¿Por qué razón?

Juana Moreno indicó hace unos años que fue su padre, Deogracias Moreno, en 1931, quién puso el famoso azulejo “de la calavera en el lugar en el que estaba el gancho”. El azulejo se realizó en Sanlúcar la Mayor previa documentación de la obra de Santiago Montoto con revisión de Rafael Manzano.

La razón por la que se pintó de blanco es porque su nieta, en su día, se encontraba convaleciente tras una operación y los grupos de turistas no la dejaban descansar y por ello se optó por dar esa capa de pintura temporal que lleva la fila de ser para siempre, entendiendo el derecho al descanso que tiene la familia.

En principio se quería restablecer cuando su nieta se restableciera de su dolencia, ya hace unos años, y hoy pues sólo se tiene el recuerdo del esplendor de aquel azulejo.

¿Qué decía el azulejo cubierto de Susona?

Muchos son los que han preguntado por lo que decía y la cuestión es simple de responder: la leyenda de Susona.

¿Qué decía el azulejo?

Yo me he permitido rescatar una vieja fotografía y transcribir el texto redactado en el azulejo que decía:

«Los hechos acaecidos en Sevilla en el año 1391, en que se persiguió hasta la muerte de aproximadamente 4.000 personas por cristianos convencidos por Ferrant Martínez (Fernando Martínez), Arcediano de Écija, provocó el sentimiento de venganza consiguiente conspirándose una sublevación entre los que se encontraban altos cargos de la ciudad.

Diego Susón era uno de los conspiradores, tenía una bella hija conocida como “La hermosa hembra”, que a espaldas de su padre era amante de un ilustre caballero cristiano. En la espera a que se fuera a dormir su padre para acudir a escondidas a su cita con el heráldico caballero, escuchó las palabras que en reunión decían los conspiradores en preparación del plan a seguir, y en el que se incluía la muerte de su amante.

Una vez terminada la reunión y acostado Diego Susón, la bella Susona acudió a la cita y reveló a su amante el contenido de la conversación. Inmediatamente el caballero informó al asistente de la ciudad diego de Merlo, que con sus mejores alguaciles y de más confianza, recorrió las calles visitando los domicilios y haciendo preso a los participantes del intento de sublevación. Estos fueron ajusticiados en la horca unos días después.

El mismo día de la muerte de Diego Susón, su hija 'la hermosa hembra' en reflexión, convencida de que traicionó a su padre por favorecer a su amante, y atormentada, acudió a la Catedral pidiendo confesión. Le atendió Reginaldo Romero, obispo de Tiberiades y también Arcipreste, quién la bautizó y, le dio la absolución, aconsejándole como penitencia retirarse a un convento. Así lo hizo hasta sentirse tranquila de espíritu y volvió a su casa llevando una vida cristiana y ejemplar hasta su muerte.

Cuando abrieron el testamento de la Susona encontraron una cláusula que decía «Y para que sirva de ejemplo a los jóvenes testimonios de mi desdicha, mando que cuando haya muerto se separe mi cabeza de mi cuerpo, y la pongan sujeta en un clavo sobre la puerta de mi casa, y quede allí para siempre jamás». Su deseo se cumplió, y su cabeza estuvo expuesta desde finales del siglo XV hasta entrado el año 1600.

Esta leyenda es un hecho rigurosamente histórico, se conocen los nombres de los participantes a la reunión, incluso frases promulgadas por Diego Susón en su traslado al patíbulo según hay constancias por testigos presenciales».

Un poco más abajo, también pintado hoy de blanco, se leía: “Es aquí donde la Susona pasó su vida, amor y traición”.

Es el doble misterio de este pasaje de la Historia de Sevilla que les he querido descubrir.