Facebook Twitter WhatsApp Linkedin Copiar la URL
Enlace copiado
Actualizado: 20 nov 2016 / 02:00 h.
  • Reducir los accidentes a lo inevitable
    Accidente mortal el pasado enero en la carretera A-364 a su paso por Marchena que se saldó con la muerte de dos hermanos. / M.R.

En 2015, 43 personas perdieron la vida en 39 accidentes mortales en la provincia de Sevilla, la cifra ha bajado en los últimos años, pero siguen siendo 43 vidas cortadas de raíz y 43 familias desoladas, a los que hay que sumar los 242 heridos que necesitaron hospitalización y cuyas secuelas han marcado, y marcan, sus vidas.

Son muchas, siguen siendo muchas, pero son un tercio de las que hubo en 2006, 123 víctimas mortales. Sin duda, las campañas de concienciación y la puesta en marcha del carnet por puntos ha supuesto un descenso en el número de víctimas mortales, aunque no en el número total de accidentes con víctimas que incluso ha crecido considerablemente, según los datos de la DGT, con un repunte los dos últimos años –3.631 en 2006, 2.421 en 2011 (el año con menos accidentes de la última década), 4.305 en 2014 y 5.371 en 2015–.

En 2015 se superaron los 8.000 accidentes en la provincia de Sevilla, con y sin víctimas, si bien 7.721 de las personas implicadas no necesitó hospitalización. En cuanto al número total, sitúa a la provincia en el tercer lugar de España tras Barcelona y Madrid, si bien respecto al número de fallecidos Sevilla está en octava posición, igualado con Granada y Pontevedra.

Una curiosidad es que el mayor número de accidentes se produce en vías urbanas, 4.200, frente a los 1.171 en vías interurbanas. En este punto también se ha producido un notable incremento en los últimos tres años. Así, en los años en que se produjeron menos accidentes, entre 2007 y 2012, eran más los accidentes en vías interurbanas o cifras muy parecidas. Por indicar sólo dos ejemplos, en 2007 se produjeron 1.624 accidentes en carreteras y 1.198 en las ciudades, y en 2012 hubo 1.230 en interurbanas y 1.234 en urbanas.

Estas cifras se traducen también en el número de fallecidos, aunque en este caso siempre son más en las carreteras por la gravedad de los siniestros. En 2015, se produjeron 26 víctimas mortales en carreteras, frente a 17 en las calles, una cifra muy superior a los nueve fallecidos de 2007 y 2011. Sin embargo, ese mismo año 2007 se produjeron 108 muertes en carretera.

Puntos negros

Buena parte de la explicación de este incremento de accidentes en las vías urbanas son los puntos negros, aunque no concentran el mayor número de víctimas mortales. Así, en la provincia de Sevilla, la ronda de circunvalación SE-30 aglutina el mayor número de puntos problemáticos en ambos sentidos, hasta 15 desde el kilómetro cero, entre la Gota de Leche y Santa Clara, donde los accidentes por alcance entre varios vehículos son frecuentes, al punto kilométrico 13,9, antes de la bifurcación de los accesos a Coria del Río o Huelva.

También ha crecido dentro ya del casco urbano. Como ejemplo, el pasado 5 de junio, una colisión frontal a la altura de la glorieta de San Lázaro, en la confluencia con Doctor Fedriani fallecía un hombre de 45 años tras chocar su vehículo con un turismo y un camión a las 7.00 de la mañana tras un posible desvanecimiento.

Sin embargo, las principales víctimas en siniestros urbanos son los motoristas, como lo muestra, por indicar un ejemplo, los dos sucesos acaecidos en el Paseo de Colón y en Luis Montoto, a la altura de la Cruz del Campo, con cuatro horas de diferencia el pasado 4 de febrero. Dos hombres, de 52 y 54 años, respectivamente. el primero perdió el control del vehículo tras chocar con un bordillo al intentar rebasar un taxi, mientras que el segundo fue alcanzado por un coche que giró desde Luis Montoto hacia la avenida de la Cruz del Campo sin percatarse de la presencia de la moto, que circulaba en dirección Ronda del Tamarguillo.

En cuanto a las carreteras de la provincia, el triste honor de ser la que más accidentes mortales sufre se lo reparten la A-364, en el tramo Écija-Marchena y la N-IV, a su paso por la provincia de Sevilla en Cádiz es todo autovía, entre Dos Hermanas y El Cuervo, lo que ha convertido a la necesidad de su desdoble en continuo motivo de queja, concentraciones y manifestaciones en los municipios del Bajo Guadalquivir, encabezados por Los Palacios y Villafranca.

En los últimos cinco años, la carretera de la Campiña ha sufrido 68 accidentes con 12 muertes, 10 heridos graves y 82 leves, sólo 600 metros de sus 42,4 kilómetros entre Écija y Montepalacio –núcleo poblacional perteneciente al municipio de Paradas–, quedan fuera de los tramos catalogados por la DGT como puntos negros por su peligrosidad, con gran cantidad de curvas y límites de velocidad. Por tramos peligrosos en relación a su extensión le siguen en la provincia la carretera A-375, Utrera-Puerto Serrano (Cádiz); la A-407, Osuna-Fuentes de Andalucía; la A-388, Écija-Herrera; y la A-351, Écija-Osuna.

Sin embargo, aunque la longitud en mayor y los puntos negros en proporción son menores, el récord negativo en cuanto a víctimas lo tiene la N-IV. Más de un centenar de muertes desde 2001 suma la carretera nacional lo que ha irritado especialmente a los municipios más afectados: Los Palacios y Villafranca, Las Cabezas de San Juan y Lebrija, no sólo reclamando que cuanto antes se lleve a cabo el desdoble de una vía muy transitada durante todo el año, y especialmente en verano, sino también reclamando que se elimine el peaje de la AP-4, que tiene fecha de caducidad: el 31 de diciembre de 2019. Los ayuntamientos vienen años reclamando que mientras no esté hecho el desdoble se libere totalmente el peaje.

Aunque ya está en ejecución el primer tramo entre Dos Hermanas y Los Palacios –8,5 kilómetros que deben estar acabados en unos 20 meses–, las protestas no cesan y han unido a representantes de todo el arco político, de los tres municipios citados, pero también de Dos Hermanas, Utrera, El Cuervo y Trebujena (Cádiz), y a las diputaciones provinciales de Sevilla y Cádiz. Así, el pasado 3 de noviembre, las puertas del consistorio palaciego acogieron una concentración para reclamar el «desdoble que nos corresponde por justicia», en palabras de la alcaldesa de Lebrija, la socialista María José Fernández.

En cuanto a si es o no necesario el desdoble cuando se libere la autopista, que ha servido de excusa al Ministerio de Fomento, Juan Manuel Valle (IU), alcalde de Los Palacios, informó a los presentes de que «ya hay estudios de Demarcación de Carreteras que demuestran que hay tráfico para la AP-4 una vez que la liberalicen y tráfico para la N-IV convertida en autovía», entre otras razones, porque es la carretera nacional, al menos hasta el Torbiscal, la que toman la gran mayoría de los sevillanos –y viceversa– para acercarse a los muy populares municipios de la costa gaditana de Chipiona y Sanlúcar de Barrameda, la A-471 que plantea otra necesidad de desdoble y que suma 13 kilómetros de tramo peligroso. En este punto lo que sí es imprescindible desde ya es la construcción de una rotonda en el peligrosísimo y muy concurrido cruce de El Torbiscal, entre la N-IV y la A-471, que está pendiente de adjudicación. En la actualidad, unos 40.000 vehículos circulan cada día por la N-IV, de los que unos 2.000 son camiones de gran tonelaje.

Todas estas reclamaciones y todas estas cifras tan farragosas que pueden llegar a confundir hay que trasladarlas a vidas truncadas, centenares de víctimas que por su edad y por lo repentino e inesperado de la situación nunca se espera. Y el desconsuelo es doblemente doloroso. Los accidentes de tráfico son imposibles de eliminar, pero, al menos, habrá que poner y afianzar las medidas necesarias que los lleven a la mínima expresión... a lo inevitable.