No hace falta que les contemos que este pasado mes de mayo ha sido más fresco de lo habitual. Lo habrán notado, sobre todo por la ausencia de ese calor sofocante al que nos tenía acostumbrado en los últimos años y que nos ha permitido disfrutar de las horas centrales del día más desahogados y, lo más importante, conciliar el sueño nocturno sin problemas. La culpa de esta situación la tienen unos registros que en solo una jornada han superado los 30 grados como valor máximo, algo que ocurrió el jueves 17, cuando en la estación meteorológica del aeropuerto de San Pablo se alcanzaron 30,2 grados en torno a las cinco de la tarde.
Lo que quizás sí se pregunten al conocer este dato es desde cuándo no se vivía una situación similar a la de este año en la capital hispalense. Para encontrar un mes de mayo parecido al de 2018 habría que remontarse hasta la década de los 80, concretamente al año 1985. Entonces, la máxima absoluta que alcanzaron los termómetros en Sevilla fue solo de 30 grados, dos décimas menos que este mayo. Fue justo un año después de aquel 1984 en el que se vivió uno de los más frescos que se recuerdan, ya que el valor más alto de todo el mes fue 25,4 grados, más propio de otras épocas que de la primavera. La diferencia con lo ocurrido este 2018 es mucho más evidente si lo comparemos con los últimos años de la actual década. En 2015, por poner un ejemplo, las temperaturas llegaron a alcanzar los 40,8 grados el 13 de mayo, en lo que hasta este momento ha supuesto el pico de calor absoluto de toda la serie histórica en este mes.
Lejos –casi 11 grados menos– se ha quedado el mayo de 2018, que también ha acumulado otros registros que nos permiten afirmar que ha sido uno de los más frescos de las últimas décadas. Para ello habría que fijarse en la temperatura media, es decir, en la diferencia entre máximas y mínimas del conjunto del mes. Este año se ha quedado en 19,3 grados, casi dos menos que los 20,7 grados de media que marca la serie histórica. La diferencia es todavía más evidente si se compara con las cifras de los últimos años. El pasado 2017, la media fue de 22,6 grados. En 2016 de 20,1 grados y en 2015 de 24,2 grados. Datos que no hacen más que confirmar la tregua de calor vivida –disfrutada, si lo prefieren– este mayo. Con una media que se asemeja con los valores registrados entre finales de los 70 y principios de los 80. Entonces, los termómetros alcanzaron valores medios de algo menos de 18 grados. Sin olvidar algunas excepciones más recientes como la ocurrida en 1993, cuando la media de mayo fue de 18,7 grados o en 1984, año en el que se quedó en 16 grados.
¿Y qué ha sucedido con las mínimas? Al igual que en los casos de las anteriores variables analizadas, los registros más bajos también han caído por debajo de los valores habituales. La media de las mínimas en este pasado mayo fue de 13,1 grados, algo más de uno por debajo de los 14,2 que la Agencia Estatal de Meteorología estima como algo frecuente para este mes del año. Fue más baja, además, que las alcanzadas en los últimos 25 años. De hecho, habría que remontarse hasta el año después de la Expo 92, a 1993, para encontrar una media de las mínimas inferior a la de 2018. Entonces, los registros más frescos se quedaron en 12,9 grados.